Según Salva, esa pelirroja infernal se llama Ludovica De Franco y está siempre en el aula seis, donde sé que hay un estudio de grabación. Es cantante y se dedica especialmente al género del Rap, aunque muchas veces inspecciona por el Trap para presentarse todos los fines de semana en el Círculo 104, lugar en donde soy testigo que brilla con ovación.
Sacha está a cargo de ella es su productor y tío de Ezequiel, su mejor amigo y representante, quién está a su lado cada vez que me la cruzo. Porqué mi amigo sabe tanto de Ludo, no sé, pero me beneficia que lo haga.
Fue imposible no llegar a casa y buscar su Instagram.
La encontré como @ludo.df, tiene quinientos mil seguidores y sus fotos pasan los treinta mil me gusta, junto con bastantes comentarios. Puedo decir que tiene un perfil muy cuidado, con publicaciones que combinan entre sí con una calidad digna de publicidad. La mayoría son de lo que parecen ser sesiones de fotos, pero muchas también son de ella frente al espejo o haciendo selfie. No importa si la sacó un fotógrafo profesional o no, esta piba es hermosa por donde la mires.
Me encanta.
—En algún momento vas a tener que hablarle ¿No te parece? —dijo Cielo tirándose arriba mío. Evité el hecho que me asustó por llegar sin avisar, mis sentidos están lo suficiente ocupados en mi celular como para decirle algo. Sentí como besó mi cachete con fuerza—. Hola Pachecito.
—Hola y claramente voy a hacerlo...
—¿Y así dejar de mentirles a tus amigos sobre tu manto celestial de virginidad? —se río bajándose de mi cuerpo. Me incorporé y sin perder tiempo agarré un almohadón para pegarle—¡Auch!
—¿Por qué te reís de mi, sorete?
—No me estoy riendo, solo me parece ridículo que mientas.
Cielo Archentti es mi mejor amiga desde que se mudó hace cuatro años a la casa de al lado. Por suerte es nada que ver a la madre, quien vuelve loca a la mía con todo lo que hace. Cuando Nadia dice su típica frase "Qué dirán los vecinos", todo se reduce a Paula. A sus dieciséis años tiene una dulzura encima que es imposible de negar y toda ella es hermosa, con su pelo castaño un poco aclarado hacia las puntas, ojazos verdes y facciones perfectamente amoldadas a su cara.
Sacando todo lo físico que le hace justicia a su personalidad, es una de las mejores personas que conozco.
—¿Y qué pensas hacer con Cori? —preguntó mientras se apoyó en su mano. Rodé mis ojos y me tiré para atrás para apoyarme en el respaldo de la cama. Bufé.
—Corina no significa nada para mí, lo sabes.
—¡Sí, pero deberías decírselo! —chilló mientras me devolvía el almohadón que le había tirado. Por suerte mis reflejos funcionaron bien y la paré antes que me pegue en la cara.
—Que comunicativa estamos hoy, eh...
—Imbécil —se quejó antes de suspirar con cansancio. Me reí de la frustración que le estoy provocando. Se dio la vuelta y se tiró para quedar apoyada en mi pecho, no dudé en abrazarla—. Solo te digo que está bastante enganchada con vos... Te amo, pero ella es mi amiga y no merece sufrir por vos.
—Todos merecen sufrir por mí.
—Sí, perdón..., me olvidaba que eras así de especial —ironizó por mis palabras, claramente falsas.
Corina es la mejor amiga de Cielo, no compartimos más que unos besos y algún que otro manoseo en las fiestas que coincidimos. Está buena, pero entra en la descripción de las mujeres que no me provocan nada como para poder tener sexo con ellas. Y al parecer, solo le bastó que la toque demás para engancharse y ya imaginarse un casamiento conmigo, cuando nunca lo di a entender.
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Entre versos y otros prejuicios | Primer Parte
Teen FictionCreo que primero debería presentarme para no ser maleducado así que, acá voy... ¡Hola! Soy Mateo Pacheco, pero nadie me dice así realmente... Los más allegados me dicen Pache y asumiendo que vas a leer mis pensamientos por un tiempo, podes llamarme...