I: No se acompleja, tiene miedo

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«Primera Parte»

-Te vas a quedar en mi casa y punto -él dijo bajando la mirada para comer de su sándwich-. Es mi hija, y Anne es como si lo fuera, yo las mando a ellas , no ellas a mi.

Me crucé de brazos mirándolo con ojos de pocos amigos. Él sabía perfectamente que odiaba quedarme en su casa y tener que lidiar con su hija, su hermana y novio de su hermana.

-No, Harry. No le caigo bien a Anne, ni a Alan-hice una pausa y coloqué mi mano en su espalda acariciando de arriba abajo-. ¿Por qué no vamos a mi casa y pasamos un buen rato?

-Porque quiero dormir contigo, -dijo con la boca llena-. Alan no me manda... Solo trabaja para mi.

Me crucé de brazos.

Alan era un chico de dieciocho años que vivía con Harry, él era rubio y delgado, novio de su hermana desde hace un par de meses, trabajaba con Harry en un negocio propio de venta y compra de autos, el cual era bastante lucrativo aunque no lo pareciera.

-Bien, -rodé de los ojos-. Ya es hora de irme, adiós.

Tomé mi bolso del suelo y me levanté de la silla del pequeño restaurante, sin embargo, él tomó mi muñeca deteniendo mi paso, me di vuelta y lo miré, él se limpió sus labios con una servilleta para después señalar sus labios con su dedo índice.

Me di vuelta para besar sus labios, al ritmo de él porque él llevaba el ritmo de todo en esta relación y es que era obvio, si Harry me complacía en todo mis caros gustos, yo debía de complacerlo como él quisiera. Era justo, ¿no?

Al separarme besé su frente antes de irme caminando cruzando la calle hacia la Universidad, podía sentir su mirada hasta que me adentré en el complejo.

Harry era de esa clase de hombres posesivos, siempre pendiente de quién mirase o de quién me miraba a mi, pero no se ése tipo celoso psicópata que detesta que salga con amigos.

Él sabía contra qué clase de hombres podría competir.

Él reconocía que era un hombre, padre y madre al mismo tiempo de una niña de ocho años y casi padre de su hermana de dieciocho años a la cual mantenía y pagaba estudios, Harry sabía que yo no me llevaba con su hermana y, a penas, le tenía paciencia a su hija, él solo tenía miedo de que lo dejase solo, yo lo entendía.

Realmente, había pensado en dejarlo ciertas veces pero, de no ser por Harry yo tal vez hubiera dejado de estudiar, sin haberme darme cuenta se había vuelto indispensable, tanto que la idea de dejarlo, aunque a veces se me cruzara la idea, me constaba poner en acción.

-¿Hasta cuándo vas andar con Styles? -Lissa me dijo mirándome seriamente cuando me senté a su lado, luego de entrar en el salón.

Lissa era mi amiga, hermana del hombre prohibido para mi: Jeef Gámez.

Ella no era millonaria, tampoco tenía las mismas posibilidades que Harry, ella simplemente tenía lo suficiente, además, era becada igual que su hermano. Y, según lo poco que ella me decía, su novio, un tal Marco, que vive en México paga sus estudios también ayudaba con su situación económica. ¿Cómo le hacían para mantener una relación? Ni idea pero ella casi nunca me contaba nada acerca del tema

Ella era morena, de ojos claros y cabello crespo, abundante y brillante, de cuerpo rellenito, junto con una sonrisa blanca y dulce. Era esa clase de chicas dulces que llama la atención donde quiera que llega, a veces, envidiaba su cuerpo, incluso, su sonrisa. Más de una vez, el mismo Harry, me dijo que le parecía desmedidamente hermosa.

-Hasta que se le acaben los dólares -le dije sin mirarla, sacando mi cuaderno.

Ella me miró con ojos serios dejando caer sus manos sobre su cuaderno.

MONEY - HS 💵 #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora