5 "Editado"

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Alberto

Dejo las dos maletas de malas maneras encima de la cama consiguiendo que una nube de polvo vuele desde la colcha hasta mi nariz. Tengo que hacer limpieza general, cambiar sabanas, barrer, fregar y darle un poco de vida a mi antigua casa ya que llevo casi tres años sin tocarla. Al principio creía que sería capaz de seguir viviendo aquí cada vez que volviera a Madrid, pero las pocas veces que lo hice me fui a casa de mis padres porque al principio todo me recordaba a Emma. Y ahora, maldita sea, también. 

Aunque fuera, hace el calor de finales de junio, dentro hace frío por no haber vivido nadie aquí en mucho tiempo. Subo las persianas y abro las ventanas para que un poco de luz del sol entre por ellas y caldee mi habitación. Vuelvo a girarme para ver las dos maletas encima de mi cama, y una pereza se instala en mi cuerpo consiguiendo que de un suspiro. Después de tantas horas en el tren no me apetece hacer nada. Ni limpiar, ni recoger la ropa ni nada.

Mi móvil suena y vibra en el bolsillo de mi pantalón vaquero indicándome que me ha llegado un mensaje. Cuando lo saco, el nombre de Veronica aparece en la pantalla. 

Vero 15:18

¿Has llegado bien?

Le contesto por educación, porque realmente no me apetece hacerlo. Que tuviéramos una "relación" que solo era sexo y nada más, no quiere decir que yo estando aquí y ella allí sigamos teniéndola.

Yo 15:19

Si, ya estoy en mi casa.

Vero 15:19

Genial.

Cuando termines de instalarte iré a hacerte una visita. ;)

Me froto la cara con una mano mientras con la otra sujeto el teléfono. Voy a tener que explicarle que lo que tuviéramos en Barcelona no podrá continuar aquí. Que ha estado bien mientras duró, pero ahora mismo no me apetece meterme en esa conversación.

Yo 15:20

Claro.

Ya te avisaré.

Guardo el móvil de nuevo en el bolsillo sin siquiera importarme si me contesta o no. Necesito salir de aquí. Es como si al mirar la cama pudiera ver a Emma con mi móvil entre sus manos , o recordara cada discusión que tuvimos por sus celos infantiles, o las veces que le hice el amor en cada superficie de esta habitación. Creía que los recuerdos ya estarían más que enterrados, que ya había conseguido mantenerlos a raya, pero se ve que quieren hacerme la vida imposible. 

¿Por qué he vuelto a Madrid si realmente no quiero volver con ella? Pues no lo sé, supongo que actué por impulsos. Le dije a Rosa que aceptaba el trabajo nada más colgarle a Merida. En ese momento iba movido por la rabia y los celos al saber que Emma estaba con otro, pero ahora, ahora que estoy más tranquilo, que mas o menos mi cuerpo lo ha asumido, pienso que ha sido una mala idea volver. Y lo peor de todo es que he vuelto dos meses antes de lo necesario, también por haber tomado una decisión repentina, pero es que sentía que Barcelona me estaba agobiando poco a poco. Barcelona o Vero, no lo sé, pero el caso es que ahora que estoy de nuevo en mi ciudad, vuelvo a sentirme como en casa. 

***

Entro en la cafetería de mis padres viéndome en la obligación de ir a saludarles. Mi madre, que es una de las mujeres más importantes de mi vida, está en la cocina arreglándola y limpiándola para el día siguiente ya que los almuerzos han terminado, y atravieso la cortina que separa la pequeña cocina de la sala en donde se sirven los cafés para darle una sorpresa.

—¡Cariño! —me dice sorprendida mientras deja la escoba apoyada en una de las paredes. Viene hacia mí sin perder tiempo y me abraza con fuerza. Después de estar dos meses sin venir, volver a sentir ese calor maternal me da a entender lo mucho que la echaba en falta. 

Ven Conmigo (2º Trilogía Conmigo) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora