Emma
El nuevo director de la academia va llamando uno por uno a los estudiantes para que vayan subiendo al escenario. Cuando le toca el turno a Bruno, aplaudo como una loca orgullosa de él, y agradezco que se disimule entre los aplausos de los demás asistentes. Padres, hermanos y otros familiares se han reunido para ver graduarse a mis compañeros de cuarto curso y el lugar está a rebosar.
Durante dos horas, las alumnos han ido mostrando todo lo aprendido en los cuatro años que ha durado su preparación. En grupo y con una coreografía impresionante nos bailan el Bals, el Ballet, el Pasodoble... y me he quedado maravillada con todos. La gente vitoreaba y aplaudía, y muchas veces se levantaban de lo bien que lo habían hecho, y yo era una de ellas. El auditorio tiene una acústica que parecía que la música de las canciones se te metían debajo de la piel, y en más de una ocasión me ha puesto los pelos de punta.
Todos los allí presentes nos levantamos en cuanto terminan los agradecimientos y los discursos de despedida para los alumnos por parte de los profesores. La gente se arremolina en grupos al rededor de los alumnos para felicitarles y darles la enhorabuena, y Bruno se hace paso entre ellos hasta llegar a nosotros. En cuanto lo tengo al lado, me tiro a sus brazos y le doy un beso, notando como su pelo aún está húmedo seguramente por la ducha que se habrán dado después de la demostración de bailes. Me siento eufórica por todo el despliegue de profesionalidad a la hora de bailar, y estoy muy orgullosa de mi chico porque ha sabido estar a la altura de todos.
—Has estado impresionante. —le digo cuando me separo de él para que los demás le feliciten.
—Gracias. —y es un agradecimiento seco, sin un atisbo de alegría por su parte. Vale, sigue enfadado. Al menos no se ha apartado cuando le he abrazado, me habría sentido estúpida.
—¡Felicidades grandullón!— le dice Nora dándole dos besos.
—Muchas gracias. —y me repatea que su contestación sea totalmente diferente a la mía, más amigable, pero no digo nada. No quiero echar más leña al fuego y no quiero discutir delante de mis amigos. Sé que tenemos una conversación pendiente, pero hoy quiero disfrutar.
Los amigos de Bruno se acercan a nosotros y yo me aparto para que hablen tranquilamente. Me coloco al lado de Nora mientras Claudia está hablando con su novio que también se graduaba y David está hablando por teléfono. Me conocen y saben quien soy sus compañeros, pero me da la sensación de que quieren hablar de sus cosas y no quiero molestar.
—¿Estáis enfadados?. —me pregunta Nora, pero aunque tenga cara de preocupación yo no me la creo.
—No. —y realmente no sé si estoy mintiendo, porque a mi no me pasa nada con Bruno, pero creo que él si que está molesto conmigo.
—Pues lo parece. ¿Ha hecho algo Brunito?
—¿Brunito? —le pregunto volviendo a mirarla con una ceja levantada.
—Sí, él me dice Norita y yo a él Brunito. —y suelta una risita falsa. Vale, ahora sí que me estoy enfadando con él.— ¿No te gustan los nombres que nos hemos puesto?
—Sí, sí. Lo que no sabía es que os llamarais así. —y me cabrea que te llame así cuando ni para mí tiene un apelativo cariñoso, pero claro, eso no lo digo en voz alta.
—Bueno, es una tontería. —y se encoge de hombros mientras se mira las uñas inmaculadas y recién pintadas de color rojo. Yo me miro las mías que no tienen ningún color y que no han pasado por una esteticista en años, y vuelvo a notar la diferencia entre ella y yo. No me gusta de ella que sea así, primero tira la piedra para enfadar como si realmente fuera algo normal y consigue trastocar tu estado de animo a posta. Hay momentos en los que pienso que no sé por qué estoy en la misma cuadrilla que ella.
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Ven Conmigo (2º Trilogía Conmigo) COMPLETA
RomancePortada realizada por eewriter. ¡Gracias! "Hazlo, y si te da miedo, hazlo con miedo."