11 "Editado"

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Emma

Bruno abre la puerta de su piso y se aparta para que yo entre la primera. Durante todo el trayecto hemos permanecido en silencio, un silencio que en vez de parecerme incomodo me ha dejado varios minutos para pensar y dar rienda suelta a mi imaginación con la posibilidad de qué habría pasado si Alberto me hubiera besado. Todo se habría ido a la mierda, eso está claro, pero ¿y si nos hubiéramos dejado llevar? ¿y si no hubiera sonado su móvil interrumpiéndonos? Si no estuvieran Bruno y Verónica por el medio, ¿podríamos volver a intentarlo?. No, porque él se volverá a ir a Barcelona y yo volvería a pasarlo muy mal.

Camino por el largo pasillo hasta la habitación de Bruno y me siento en el borde de la cama deseando quitarme los zapatos. Tantas horas con ellos puestos y siento los pies como si pudieran amputármelos que yo no me enteraría. Bruno aparece y se apoya en el marco de la puerta mientras mira al suelo y se mete las manos en los bolsillos. Parece cansado por lo caídos que están sus hombros. Sé lo que viene ahora y no me apetece nada.

—¿No vas a preguntarme por qué estoy tan raro? —me dice volviendo a levantar la cabeza para mirarme.

—La verdad es que has pasado de mí toda la graduación. —y has estado toda la noche con Nora, pero claro, eso no lo digo.

—¿Y no te imaginas por qué?

—¿Lo has hecho a posta? —le pregunto intentando hacerme la loca. Sé por qué estaba así, sé perfectamente que es por Alberto, pero quiero que me lo diga él antes de yo abrir la boca y fastidiarlo.

—Si mi novia no para de comerse con los ojos a su ex sí. —me dice, y sé que está estudiando mi rostro para ver cualquier reacción que pueda tener.

—Mira Bruno, no quiero ni me apetece hablar ahora mismo de esto. Estoy cansada, me duelen los pies, los dos hemos bebido y no quiero que digamos cosas de las que mañana podamos arrepentirnos. —le digo desatándome los zapatos para dar por finalizada la conversación.

—No quieres hablarlo porque sabes que tengo razón. —y ahora su mirada es dura. A la mierda.

—¿Y tú? —le pregunto queriendo desviar el tema de mí.

—¿Yo qué? —y se cruza de brazos.

—¿Desde cuándo te llamas Brunito?. —y lo digo con mala baba pero ni con la mitad de rabia ni celos que cuando estaba con Alberto. Lo siento como una manera de pasarle la pelota a su tejado. 

—¿Enserio? ¿Me echas la mierda a mí? —dice incrédulo y da un giro sobre si mismo con exasperación como si buscara algo hasta que vuelve a mirarme.— Nora me llama así y sigo sin saber por qué. Ahora contéstame tú. ¿Por qué te has ido casi corriendo cuando Alberto y su acompañante se han besado al finalizar el baile?

—Me estaba meando. —contesto rápidamente. Bruno suelta un bufido.

—Y una mierda.

—Pues piensa lo que quieras. —digo muy segura a la vez que me levanto descalza para ir hasta mi macuto que está en su escritorio y sacar mi pijama de verano.

—Pienso que aún sientes algo por tu ex.

—Pues muy bien. —le digo como si le diera la razón como a los tontos, como si no me importara nada lo que él piense, y con todas mis cosas, paso por su lado para salir al pasillo y entrar al baño. No me apetece nada ahora mismo desnudarme delante de él aunque ya lo hayamos visto todo el uno del otro.

Cierro la puerta de un portazo para que Bruno sepa lo enfadada que estoy. Sé que me estoy poniendo a la defensiva, que una muy pequeña parte de mi interior me está susurrando que a lo mejor tiene razón, que no he olvidado a Alberto del todo, pero confirmar eso es como volver a dejar a mi corazón al descubierto y yo quiero estar con Bruno, aunque mi cuerpo grite por estar en otro lugar.

Ven Conmigo (2º Trilogía Conmigo) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora