25 "Editado"

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Alberto

Acerco su rostro al mío apoyando mis manos en sus mejillas y juntamos nuestros labios que están tirantes por la sonrisa enorme que no desaparece de nuestros rostros. Enseguida cierro los ojos en cuanto siento su piel contra la mía, y me dejo llevar por su sabor y por esta nueva libertad y este peso que se me ha quitado de encima que está sintiendo mi cuerpo. Mi corazón galopa en su propia carrera por los nervios que sentía y que iba aumentando con cada nueva frase que salía de mi alma, porque por fin he derribado esa barrera que no me permitía decirle a Emma todo lo que sentía por ella.

Me siento mucho más ligero que hace unos minutos, mucho más eufórico al saber que nos estamos dando una nueva oportunidad y que quiere estar conmigo tanto como yo con ella. No he podido callarme, me ha sido imposible aguantar esas ganas de decirle a Emma todo lo que he reprimido durante estos años, y por fin siento que estoy haciendo las cosas bien aunque ha vista de otros sea la mayor locura que podamos hacer los dos. ¿Pero quien en su vida no ha hecho alguna locura por amor? Nadie, y yo necesito hacerla porque he comprendido que el tiempo pasa y que no puedo negar todo lo que mi cuerpo siente, que si no lo hago, me arrepentiré el resto de mi vida porque realmente mi vida es ELLA.

Me levanto de la silla en la que me he sentado sin llegar a separar nuestros labios obligándola a ella a que haga lo mismo y deseando volver a rodearla con mis brazos. Es como si su calor pudiera calmar toda esta adrenalina que me está recorriendo las venas, como si tuviera el poder de ponerme los pies en la tierra con solo un beso. Abarco toda su espalda con mis manos y la acerco todo lo que puedo a mí, celoso de que se pueda colar un ápice de aire entre nosotros.

Sigo sin creerme que haya sido capaz de decir todo lo que le he dicho, que haya podido dejar salir por mi boca muchas de las cosas que mi corazón siente, y aunque deseo que ella me diga realmente lo que siente por mí, estoy satisfecho porque me haya dicho que sí a volver a empezar de cero.

Nuestros labios se mueven al compás como siempre han sabido hacerlo, proporcionándome más placer que el mejor sexo que haya podido tener a lo largo de mi vida. Cierro los ojos por toda la intensidad de nuestro beso y me dejo llevar mientras la aprieto para que nuestros pechos se junten. Como me gustaría ahora mismo no ser su profesor, como desearía poder estar en otro lugar y poder perderme en ella sin ningún miedo a que nos descubran. ¿Tenemos muchos problemas? Sí, pero ahora mismo me parecen mínimos en comparación con la sensación de plenitud que siento al volver a besar a la mujer de mi vida sin límites.

—¿Te apetece ir al cine conmigo este fin de semana? —le pregunto separándome unos milímetros de ella.

—Me parece un plan muy normal tratándose de ti. —me dice divertida, y no puedo evitar mirar sus labios rosados e hinchados por nuestros besos demandantes.

—¿A qué te refieres? —le pregunto con la misma alegría con la que me habla ella sin dejar de acariciar su espalda de arriba a abajo. Emma juega con el cuello de mi camiseta mientras lo mira, como si tuviera vergüenza de lo próximo que me va a decir.

—Creía que me llevarías a tu casa en donde puedes mandarme a tu antojo.

—Te he dicho que quiero empezar a hacer las cosas bien. Primero quiero cortejarte y luego... bueno, ya veremos. —y aparto un mechón aún húmedo que se le ha escapado de su moño de la frente.

—¿Y si hay alguien que nos conoce y nos descubre? La escusa de que son clases particulares no colaría. —y vuelve a mirarme a los ojos mientras se muerde el labio inferior.

—Eso déjamelo a mí.

***

Emma

Ven Conmigo (2º Trilogía Conmigo) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora