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Hace diecisiete años

—Eres tan hermosa, Seis.—Musitó el niño flacucho frente a ella, totalmente embelesado.

—Ya lo se, Cuatro.—Bromeó respondiendo con superioridad.

Lamentablemente Cuatro no capto la broma de Seis y bajo la mirada al sentir sus mejillas arder debido a la vergüenza. Seis sonrió llena de ternura y choco suavemente el hombro con el de el.

—Solo bromeaba. Es muy lindo de tu parte, gracias.—Le sonrió mostrando sus resplandecientes dientes.—Tu también eres hermoso.

—¿En serio?

—Por supuesto, Cuatro.

—Pero no tanto como tu.—Negó lleno de entusiasmo, incluso dio unos diminutos saltitos.—Tu eres como una diosa. La diosa Freya, si. Eres tan hermosa como ella.

—¡Numero Cuatro y Seis, pongan atención sino los separaré!—Exclamó su padre desde la cima de las escaleras.

—Aunque me hayas dicho que soy hermosa, te patearé el trasero.—Le dijo a Numero cuatro, el solo le respondió una gran sonrisa.

—Nietzsche dijo una vez: "El hombre es como una cuerda tendida entre el animal y el superhombre. Una cuerda que está sobre un abismo. Es una travesía peligrosa. Es peligroso mirar atrás, temblar y detenerse. Hay que esforzarse para alcanzar la grandeza individual, pues no llegara de forma espontánea. También hay que recordar que ningún individuo es más fuerte que el colectivo"

Vanya toco el silbato y los siete hermanos comenzaron a correr y empujase entre las escaleras, compitiendo por ver quien llegaba mas rápido. Como era costumbre Numero Uno llevaba la delantera pero pronto fue rebasado por Numero Dos. A los mellizos les daba igual quedar atrás pues en segundos aparecieron unos escalones mas que Numero Dos. Seis era la que ahora llevaba la delantera.

—¡No es justo! ¡Cinco y Seis hacen trampa!—Número Dos exclamó con furia.

—Se han adaptado.—Corrigió su padre.

—"Los vínculos que los une, los hacen más fuertes que estando solos.

Cuatro abrazaba con fuerza a Seis. Su padre les había hecho hacerse hacer un tatuaje con una sombrilla en su brazo. El emblema de la Academia. Seis mentiría si dijera que no había sido doloroso, sin embargo, en ningún momento soltó una lágrima, ni una sola a comparación de Número Tres que llorara a mares o como Cuatro que de vez en cuando soltaba una que otra lágrima. El problema aquí era que los mellizos Número Cinco y Seis sufrirían el dolor doble vez debido a que eran mellizos y sentían el dolor del otro. Cinco había pasado treinta minutos sintiendo un horrible ardor en su brazo cuando a su hermana le hacían aquel tatuaje y ahora Seis debía sentir ese dolor por segunda vez ahora que era el turno de su mellizo.

—Los harán inmunes al dolor y las adversidades que el mundo les impondrá. Y créanme cuando les digo que la vida será dura. Será dolorosa.

—¿Que es eso?—Preguntaron ambos mellizos observando con curiosidad el brazo de Numero Siete.

—No.. no es nada.

THE GIRL | Klaus HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora