THE GIRL | Klaus Hargreeves

28

Cinco lo había conseguido. Había obedecido a su hermana tal y como se lo había ordenado y lo había conseguido. La verdad era que si ella no se lo hubiera pedido, no habría seguido a su ex-jefa, pues el no dejaría a su hermana por nada del mundo; ni aunque su vida dependiera de ello.

Poniendo en marcha su plan, Cinco se había apoderado de los archivos del Apocalipsis y había memorizado toda la información posible. Había hecho que Hazel y Cha Cha intentaran matarse entre si. Y por último, pero no menos importante, había conseguido información vital sobre quién provocaría el Apocalipsis. Solo que había un problema: su ex jefa se había enterado de todo y ahora peleaban. Ya lo veía venir, Cinco presentía que ella sospechaba desde un principio.

—¿Así quieres que sea la última línea de tu informe?—Su ex jefa le dijo, mirando con cautela cada rincón del cuarto de tubos. Buscando a Cinco.

Cinco apareció, a unos pocos metros de ella con su entrecejo arrugado.—Cuando muera, ya no me importará.

—No creó que seas capaz de dejar a tu hermana sola.—Cinco torcio su boca, sabiendo que ella había dado en el clavo.—No puedes seguir así. Ambos sabemos que hasta tu tienes un límite. Te salve de toda una vida en completa soledad, los salve. Están en deuda conmigo.

Cinco no aparto la mirada ni un segundo, le daba una mirada de odio puro, una mirada que la enterraba a más de cincuenta metros bajo tierra. Su ex jefa no aguanto mas y jalo el gatillo, pero para su sorpresa, no había salido ni una bala. Había gastado toda sus municiones tratando de dispararle minutos antes y ahora que lo tenía en bandeja de plata, había fracasado monumentalmente.

—Si tengo una deuda.—Mencionó Cinco con una sonrisa. Hizo uso de sus poderes y apareció en un cuarto antes del de los tubos.—Pero no es contigo.

Cinco quito el anillo de la granada que tenía en mano y la lanzo dentro del cuarto donde su ex-jefa se encontraba. Después de haberla lanzado, Cinco salió corriendo y de inmediato se cubrió al sentir la explosión detrás de el. Al parecer todo había salido bien. Cinco desapareció de ahí y volvió aparecer en donde estaban todos los maletines, tomó uno y saco otra granada de su bolsillo. La activo y salió corriendo de ahí.

—Oye, ¿Como de...—El hombre no pudo terminar, la granada había explotado.

Cinco se cubrió de los escombros con el maletín antes de teletransportarse al pasado, a la epoca donde estaban sus hermanos ntentándo parar el Apocalipsis. Todo lo que había pasado anteriormente, lo que Vanya había descubierto, lo que Grace le había confesado a su hijo, lo que Klaus y Seis habían hecho, o que Hazel y Cha Cha intentaran acabarse entre si y lo que había pasado entre Allison y Luther. Todo eso se había borrado, nada de eso había ocurrido, todo había desaparecido.

Ni Vanya había descubierto sobre sus poderes y ni Hazel ni Cha Cha les había llegado la orden de acabarse entre ellos. Ni Grace le había confesado sobre toda la verdad a Diego y ni Allison ni Luther se irían juntos. Y sobre todo, ni Seis ni Klaus se habían besado y tampoco Klaus había estado sobrio y había visto a Dave.

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Miércoles. 8:15 am
(Otra vez)

—Wow, wow, wow. Pisa el freno.—Klaus le interrumpió.—Todos morimos peleando con esa cosa la primera vez,  ¿Recuerdas?

—Por primera vez tiene razón. ¿Que nos hace ganar esta vez?

Luther estuvo apunto de responder, pero un repentino ruido lo interrumpió. Seis sabía lo que pasaba y una enorme sonrisa se dibujo en su rostro. El portal se abrió y de él Cinco cayo de un fuerte golpe a la barra, dejando a todos sorprendidos y asustados. Dejando fuera obviamente a Seis.

—Oigan, ¿Sigo drogado o ustedes también lo ven?—Klaus les pregunto desde el sofá, con su voz temblorosa.

—Cinco, ¿Donde estabas?—Luther le pregunto con voz autoritaria pero con una pizca de preocupación.

Cinco se giró de la barra y antes de que pudiera caer, Seis ya lo había atrapado entre sus brazos. Todos se acercaron con preocupación a ellos, Klaus se asustó aún más por el hecho de que Seis había mostrado un terrible gesto de dolor.

—Dios mío ¿Estás bien?

—¿Quién te hizo esto?

Cinco se incorporó y mantuvo el equilibrio con un poco de dificultad. E ignoró a todos sus hermanos y se giró a Seis, dándole ante todo prioridad a ella, Cinco la atrapo en un fuerte y caluroso abrazo de oso. Oh, por supuesto que sí y ni siquiera había necesidad de decirlo, Cinco la había extrañado como nunca antes. Pues jamás habían estado tanto tiempo separados, como lo habían estado.

—¿Estas bien?—Seis le susurro en su oreja. Cinco asintió.—Tienes que decirme todo lo que paso.

—Obvió.—Le respondió el.—Te extrañé, Seis.

—Yo también te extrañe, Cinco.

—Cinco, ¿te encuentras bien? ¿que fue lo que ocurrió?—Allison pregunto de nuevo.

Cinco rompió el abrazo y se encogió de hombros con desinterés.—Es irrelevante.—Musitó arrebatándole el café que traía en manos y tomándolo de un trago. Nadie paso desapercibido el cojeo de Cinco, ni los labios apretados y el gesto de dolor que Seis se esforzaba por ocultar.—Faltan tres días para el Apocalipsis. La única oportunidad de salvar el mundo es... bueno, somos nosotros.

—La academia Umbrella.—Mencionó Luther.

—Si, pero con nosotros, obviamente.—Aclaró Cinco tomando la mano de su melliza.

—Sí.—Asintió Seis colocándose a un lado de su hermano. Se cruzo de brazos y miro de manera severa a cada uno de sus adoptivos hermanos.—Si no dejan de lado sus malditas diferencias y aires de supioridades, están jodidos.—Los regañó, dejando callados a todos.

—¿Y que si papá nos estropeo? ¿Vamos a permitir que eso nos defina?—Les preguntó Cinco. Klaus negó y los demás los miraban con extrañeza.—No. Y para tener la oportunidad de vivir una semana más, volví con una pista.—Anunció sacando un papel de su bolsillo.—Se quién es él responsable del Apocalipsis.

Allison pidió el papel con su mano y Cinco se lo dio con gusto. Diego se acercó por atrás y los cuatro hermanos miraron el papel llenos de curiosidad.

—A él tenemos que detener.—Mencionó Cinco.

Allison los miro con con una ceja alzada.—¿Harold Jenkins?

—¿Quién rayos es Harold Jenkins?