THE GIRL | Klaus Hargreeves

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Habían estado varadas en el tráfico casi por una hora y media o como lo sentía Seis, una eternidad. Los claxon, patrullas y las maldiciones fueron lo único que habían escuchado durante todo ese tiempo. Seis estaba apunto de colapsar de la desesperación en el mismo auto, ya no podía estar ni un segundo mas ahí. Tenía que salir e irse de ahí sino quería morir de aburrimiento.

—No puede ser.—Musitó Allison sacando a Seis de su sufrimiento mental.—Vamos, hay que salir de aquí.—Comentó colocándose sus lentes.

Seis asintió sin rechistar y salió del auto a la misma vez que su hermana. Seis siguió a Allison, acercándose a donde todas las patrullas y cintas de no pasar se encontraban.

—¿Que es eso?

—Estoy segura que es de Vanya.—Le dijo Allison sin apartar la mirada de la bufanda azul con blanco en sus manos.

—Bueno, si Vanya estuvo aquí, tenemos que averiguar qué fue lo que ocurrió.—Opinó mirando todo el alborotó del que estaban varadas.—Vamos.

Seis no espero a que Allison respondiera y tomó la iniciativa traspasando la cinta amarilla, sin importarle absolutamente nada. Allison corrió tras de ella con rapidez.

—Oh. No. Espere señorita, no puede pasar.—El policía detuvo a la rubia antes de que pudiera llegar mas lejos.—Quédense tras la cinta. Hubo un accidente anoche.

—¿Que accidente? ¿Quién estaba aquí?¿Que fue lo que paso? Dígame todo.—Demandó Seis observando sobre del hombro del policía.

—Señorita, la linea por favor.

—Bien. Si. Lo sentimos.—Respondió Allison jalando a su hermana hasta detrás de la cinta amarilla.

—Hay vidrios en el suelo, podrían lastimarse.—Mencionó el policía.

—¿Que ocurrió?—Le pregunto Allison amablemente.

—Aún no lo sabemos. En cuando lo hagamos, lo vera en el periódico como los demás ¿Si?—Miró ambas chicas.—Así que tengan buen dia.

Seis apretó sus puños con ira y dio un paso amenazante al frente.—Mire viej...

—Oiga, oficial.—Interrumpió Allison quitándose las gafas de sol.

—¡Santa mierda!—Exclamó el policía.—Allison Hargreeves, ¿Cierto?—Allison mostró una sonrisa incómoda.—La vi hace dos noches en esa película con Sandra Bullock sobre las maestras que roban un banco.

—No puede ser.—Musitó Seis chocando su cabeza con la pared y soltando un sinfín de maldiciones.

—Sí, soy yo.

—Santo dios. Siendo franco mi esposa y yo la preferimos en las comedias románticas. La trilogía de amor a préstamo.—Mencionó con entusiasmo.—Uf, no nos cansamos de verla.—El policía dibujo una gran sonrisa sin dejar de admirar a Allison, hasta que su radio sonó y lo distrajo.—Dime, Fred.

—Han llamado del hospital. El criminal de anoche esta consiente.

—Recibido, voy.—Contestó el policía regresando la mirada ensoñadora a Allison.—Allison fabulosa Hargreeves. Mi esposa no va a creerme. En fin—Miro a ambas chicas, pero más que nada a Allison.—... yo me voy. El deber llama.

—Si, claro. Perdón.—Asintió Allison dejándole el paso libre.

El policía asintió caminado a su patrulla. Allison tomó su pluma entre manos y camino de nuevo al fanático policía, mostrando una sonrisa deslumbrante.

—En realidad, por eso estamos aquí.—Hablo antes de que se fuera.—Yo y mi co estrella nos preparamos para como agentes de la ley.

—¿En Jackpine Cove?—Les pregunto con confusión.—Hace años que no tenemos asesinatos.