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-Hola.-Saludó Klaus en apareciendo en la puerta de la habitación de Diego. Traía un gesto de dolor y aún estaba siendo sostenido por Seis, aunque más bien parecía como si lo estuviese cargando.

-Hola.-Saludo de vuelta.-¿Me das una mano?

-Claro, claro-Asintió soltandose cuidadosamente de la chica y dirigiéndose a su hermano, para ayudarle atar sus botas. Las cuales Diego no podía atar solo, debido a su brazo lastimado.-Ahora te los ato. Pero luego si tu me atas después.

-¿Que?-Diego y Seis soltaron con confusión.

-Solecito, por favor.-Le pidió Klaus con difilcutad. Como si hubiera corrido un maratón.-La ultima vez que estuve limpió fue en ese momento tan delicioso en el que esos dementes me ataron y me torturaron en el motel.

-Hazel y Cha Cha.

-Wow.-Hizo una mueca.-Si que estas enfermito.

-Diego.-Reprimió Seis dándole una mirada severa.-Es excelente lo que dice Klaus, si quiere estar sobrio hay que ayudarle.

-Si, eso.-Asintió Klaus, comenzando con los típicos temblores en su cuerpo.-No se porque Diego dice eso, si siempre es el, el que que dice "Klaus, tienes que dejar de meterte eso."

-Hay mejores formas, hermano.-Le dijo negando y despues miro a Seis con una ceja alzada.-Y tu, sabes muy bien que éstas de acuerdo conmigo.

-Diego tiene razón, Klaus. ¿No hay... otra forma?

Klaus negó repetidas veces.-Para mi no. Necesitó que me quiten todas mis opciones.-Los miro lleno de súplica y desesperación. Mucha desesperación.-Por favor.

-Bien.-Aceptó Diego con resignación.

-¿Solecito?-Llamo Klaus, esperando una respuesta que fuera positiva para el.

Y como siempre, la obtuvo-Esta bien, Klaus.

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-Recuerdo no haberte metido aquí con Cuatro, Seis.-Dijo su padre parado en la puerta.

Cuatro y Seis se despertaron con velocidad pero no se inmutaron ante la presencia de su padre, es mas, ni siquiera se separaron. Solo hizo que se abrazaran más fuerte.

-Seis, levántate de ahí.

-Tenía miedo.-Le dijo ella sin obedecerle.-No iba a dejarlo.

-Cuatro debe enfrentar sus miedos solo. Debe tener control de sus poderes sin tu ayuda, Seis.-Le reprendió su padre con severidad.-Vámonos, ahora.

-No.

Seis no se movió ni un segundo y le mantenía la firme mirada a su padre, le estaba retando. Ni siquiera había parpadedo o titubeado al responderle a su padre. A ella no le importaba el castigo que tendría después, porque sin duda, el de Klaus era mucho peor que el de ella. Hargreeves solo la encerraba en una habitación en la cual no dejaba que se teletransportara, ni dejara usar cualquier otro de sus poderes. Es habitación también dejaba de igual manera débil a su mellizo, sin la necesidad de estar ahí o si no fuera mucho peor. La dejaba encerrada por horas, o incluso toda la noche, o todo el día.

-Tu castigo sera mas severo si no obedeces. Tambien el de Klaus.

Toda su determinación se vino abajo y su cuerpo temblo al escuchar las frías palabras de su padre.-Voy a volver.-Le susurró a Klaus.-Lo prometo, Cuatro. Siempre voy a estar para ti, cuando mas me necesites yo estaré ahí.

THE GIRL | Klaus HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora