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-Bien. Voy a empezar.-Seis anunció pasando el principio de la cuerda por sus pies.

-No, no, no. Creo... creo que ha sido una mala idea.-Negó repetidas veces, impidiéndole a Seis que continuara y segundos después levantándose.

-¿Que? No, espera, Klaus.

-No. Solo.. solo necesito una ultima dosis para facilitar el proceso. Eso es todo. Después prometo que dejare atarme sin ningún problema.-Asintió energético, pero antes de que pudiera dar un paso, Seis lo detuvo con su mano.

-No. No, Klaus. Tu te quedas aquí.

-Ahora vuelvo, te lo prometo.-Dijo tratando de caminar, sin soltarse del agarre de Seis.

-No, Klaus. Ni lo pienses. Así no es como funciona. Si lo haces, esto no servirá de nada.

-Freya, Solecito, por favor escúchame, ¿sí?-Le suplicó colocando una de sus manos en su hombro.

-Siéntate aho...

-Lo siento.-Se disculpo antes de intentar empujarla, pero Seis había sido mas veloz y le había torcido la mano.-¡Auch!

-No me hagas decírtelo dos veces, Klaus. Siéntate.-Seis le ordeno empujándolo con brusquedad a la silla, tanta que se tambaleó unos segundos.

-¿Donde aprendiste eso?-Le cuestionó adolorido.-Me gusta más cuando eres ruda. Mi dulce sol, golpéame.

Seis lo miro sin alguna emoción en su rostro y tal como lo había ordenado Klaus, lo golpeó; dándole una fuerte bofetada.-¿Quieres que sea ruda? Bien.-Musitó atando sus manos para después comenzar atarlo con fuerza a la silla.

-¡Para! ¡Freya, para!-Exclamó removiendose en la silla, tal cual como un gusano con sal.

-¡No!

-¡Suéltame, Freya! ¡Déjame! ¡Déjame y vete de nuevo!-Gritó dándole empujones para que lo soltara y sin dejar de moverse.

-¡Ya basta, Klaus!-Gritó dándole una segunda bofetada, haciéndolo callar y parar abruptamente.-No voy a volver a explicártelo. Cree lo que quieras, me da igual. Y para que estés mas feliz, Cinco y yo nos iremos después de que salvemos al maldito mundo, dónde tu culo vive. Así que, si, Klaus, no te preocupes. Me iré de nuevo. Pero antes de esto voy a dejarte atado para que vuelvas a estar sobrio como una persona hecha y derecha y dejes de ser un maldito hijo de perra.

-¿Qué?-Susurró sin aliento, observando a la rubia con miedo.

Klaus no quería que se fuera. No quería estar sin ella de nuevo, definitivamente no. Ni siquiera podía pensarlo, no podía. Seis no podía irse.

-Como lo oíste.-Continuó atandolo con mayor rapidez, ahora que Klaus había dejado de moverse.

-Yo... yo no quería. Perdóname. Lo siento, Freya. Yo no quería decirte eso. Soy un maltido hijo de perra. No me dejes, no te vayas. Por favor, Freya, no me dejes.-Suplicó buscando su mirada, sintiendo su corazón latir con rapidez y fuerza y sintiendo como nuevamente las lágrimas mojaban sus mejillas-Por favor, por favor, por favor. Por favor, Freya.

Seis terminó de atarlo, se apartó de Klaus y se acerco al mueble tomando la cubeta vieja que estaba en el; y regresó a Klaus, colocándola con fuerza en las piernas de él antes de darle una escalofriante mirada.

-Esto es para la próxima, Klaus. Aquí vas mear, a cagar, a vomitar. Lo que sea. Por que ¿sabes? Es multiusos.-Le siseó con ira.

Seis le dio un beso brusco en su frente antes de levantarse e alejarse unos metros de ahí. No iba a dejarlo, solo iba alejarse.

THE GIRL | Klaus HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora