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Reminiscencia.

Comencé a verte en mis esbozos a diario,
Con cada trazado
imaginaba las hebras de tu cabello
perderse con libertad en el viento;
con cada punto inmortalizaba
que me pusiste a parte en vez de seguirme
después de una pausa breve.

Te escuchaba al ponerme los audífonos,
Me perdía en las notas que cantabas
hasta que ya no cantaste más,
Recordaba como tu melodiosa voz
alimentaba mis frágiles y aturdidos tímpanos.

Encontraba tu distancia como un mensaje
subliminal en los interludios
que jamás descifré,
tuviste que dejar la pista sin voz
para que ya no danzara más a tu ritmo,
y no porque no quisiera,
sino porque me daba cuenta de que no era tuyo,
de que ya no cantabas
y yo no te escuchaba,
que tu voz era un falso seudo reminiscencia
que timbraba fuerte en mi cabeza.

Roma. © II EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora