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Intermitencia.

Lo siento.
Lo lamento.
Lamento lo que siento.

Pero no puedo estancarme en el recuerdo
vil y desgraciado de tus manos.

No puedo fingir que estoy feliz
cuando sigo pensándote al pararme temprano.

No puedo estar ahí,
esperando que decidas volver.

No puedo privarme de vivir
por extrañar tu silueta al amanecer.

Y al final quedarme solo,
por no comprender
tu melancólica intermitencia.

Al final siempre estoy solo,
con una sombra que me persigue
hasta el final de mi existencia.

Roma. © II EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora