024

45 32 0
                                    

Apresurados.

El camino ya estaba torcido
desde hace tiempo ya,
y estábamos muy acostumbrados
a caminar en la
monótona línea recta a pasos apresurados.

Nos acostumbramos a tener el corazón alebrestado,
Las emociones a flor de piel
y los sentidos descontrolados.

Era una agonía de codependencia
y sed insaciable,
Un lago de fluidos muertos
que se evaporaban
y  hacían de nuevo su ciclo sin agotarse.

Pero cansaba, cansaba tener que desprender
y perder energías por otro,
a ti parecía cansarte intercambiar
tus chacras con los míos.

Tu campo magnético cambió de polaridad
y ya no soportaba más la mía.

No puedo juzgarte por cuidarte,
no puedo ser egoísta y cortarte las alas
cuando me gustaste por ser libre.

Roma. © II EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora