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Colchón.

Amaba cada segundo a tu lado,
cada fragmento de tu tiempo
que me regalabas;
así fuera de a momentos
y solamente me estuviera
preparando para lo peor.

Todo era hermoso,
un sinfín de preocupaciones se iban,
se esfumaban,
dejaban de ser importantes
y todo lo que tenía sentido para mí,
pasaba a formar parte de un segundo plano.

El ranking de mis prioridades
se vio alterado la primera vez
que pasaste por delante de mis ojos,
todo cambió la primera vez
que pasaste por esa puerta,
y fui tan inocente que no me despedí
de ti la última vez que cruzaste el umbral para irte...

... Y no volver.

De haber sabido,
te hubiera abrazado más fuerte
antes de que te fueras;
te hubiera besado más lento
antes que ya no pudieron
sentir el sabor de tus labios sobre los míos.

De haber sabido que no ibas a quedarte,
te hubiera observado más en tu faceta despreocupada,
no me arrepentiría
de extrañar tu silueta a la orilla del colchón.

Roma. © II EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora