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Agua y sal.

Si de verdad estábamos para quedarnos,
sí durásemos, si mi tiempo contigo sería
un infierno o si fuera lo mejor que me pasaría,
mi pesadilla era de que te fueras.

Nunca lo sabría;
le dejaría mis más grandes
dudas al tiempo,
y las respuestas juro
que quemarían mi piel
y dañarían hasta lo que llevo dentro.

Me tocaría llorarle al mar,
después de todo las lágrimas
no son más que gotas de agua con sal.

Sal y agua cargada
con átomos de sentimientos,
con una carga energética de dolor
y sufrimiento.

Yo solo me senté en el pasto
del jardín y me eché a llorar,
sentir mientras tenía contacto
con la tierra me recordó
que no eras mi único hogar.

Entonces ya no tenía sentido llorar por ti;
Aunque en realidad nunca lo tuvo,
la incertidumbre de no saber que esperar de ti
mantenía latiendo un corazón crudo.

Roma. © II EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora