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Pupila.

Tus facciones seguían siempre
con el mismo encanto;
Tu piel suave y brillosa
desde algunos ángulos
le causa a mis recuerdos pequeños huracanes
despiadados que llevan tu nombre
Y se llevaban el mío.

Amaba acariciar tu rostro,
rozar tu mejilla con mis dedos
para luego palpar tus cachetes
con las yemas de mis dedos.

Sintiendo entre sueños vívidos
como guardaba tus mechones de cabello
detrás de tus pequeñas orejitas rosas.

Tus pecas se follaban mi pupila
y el contraste de tu piel capturaba mi lente;
ahí, estable.

Me cautivaba increíblemente la mirada;
me hacía querer dormir en tu retina
para no perderte de vista cuando cierro los ojos.

Pero tu...

Tu sonrisa hacía que todos
mis problemas se esfumaran,
Que los obstáculos no fueran
más que un mal trago que se pasa con la miel de tus labios.

Roma. © II EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora