Domingo, 1 de junio - Martes, 10 de junio
Tras seis meses de infructuosas elucubraciones, una brecha se abrió en el
caso Harriet Vanger cuando Mikael, un día de la primera semana de junio,
encontró tres nuevas piezas del rompecabezas, dos de ellas gracias a su propio
esfuerzo y, la tercera, con un poco de ayuda.
En cuanto Erika se marchó, Mikael cogió el álbum y se puso a mirar las fotos,
una tras otra, durante muchas horas, intentando dar con lo que le había producido
aquella zozobra. Al final, dejó el álbum y empezó a trabajar en la crónica
familiar.
Uno de esos días de principios de junio, Mikael fue a Hedestad. Iba absorto en
pensamientos completamente distintos cuando el autobús en el que viajaba enfiló
Järnvägsgatan y, de repente, descubrió qué era lo que había estado madurando
durante tanto tiempo en su cabeza. Surgió como un relámpago en medio de un
cielo claro. Se quedó tan perplejo que continuó, sin darse cuenta, hasta la última
parada, junto a la estación de tren. Luego regresó inmediatamente a Hedeby
para confirmar que su memoria no le traicionaba.
Se trataba de la primera fotografía del álbum.
La última instantánea que existía de Harriet Vanger se había sacado aquel
fatídico día en Järnvägsgatan, precisamente en esa misma calle de Hedestad,
mientras presenciaba el desfile del Día del Niño.
Esa imagen desentonaba con el resto del álbum. Había ido a parar allí porque
pertenecía al mismo día, pero era la única de las más de ciento ochenta fotos que
no se centraba en el accidente del puente. Siempre que Mikael y, suponía, todos
los demás miraban el álbum, eran las personas y los detalles del puente lo que
captaban su atención. Una foto de la muchedumbre de Hedestad observando el
desfile del Día del Niño, varias horas antes de los decisivos acontecimientos, no
tenía nada de particular.
Sin duda, HenrikVanger habría mirado la instantánea miles de veces, dándose
cuenta con nostalgia de que nunca más volvería a ver a Harriet. Tal vez le irritara
que la foto estuviera hecha a tanta distancia que Harriet Vanger no fuera más que
una persona entre un mar de gente.
Pero no fue eso lo que hizo reaccionar a Mikael.
La foto se había sacado desde el otro lado de la calle, probablemente desde
una ventana de la segunda planta. El objetivo gran angular capturó la parte
frontal de uno de los camiones del desfile. Sobre la plataforma del vehículo unas
mujeres con brillantes trajes de baño y pantalones bombachos repartían
golosinas. Algunas parecían bailar. Por delante del camión saltaban tres payasos.
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