Capítulo 12

1 0 0
                                    


Miércoles, 19 de febrero

Si Lisbeth Salander hubiera sido una ciudadana normal, sin duda habría

llamado a la policía para denunciar la violación en el mismo momento en que

abandonó el despacho del abogado Bjurman. Los moratones en el cuello y la

nuca, al igual que la firma de ADN que acababa de dejar con las manchas de

esperma sobre su cuerpo y su ropa, habrían constituido una prueba de mucho

peso. Incluso si Bjurman hubiera intentado escurrir el bulto diciendo cosas como

« ella estuvo de acuerdo» , « ella me sedujo» o « fue ella la que quiso

chupármela» y otras declaraciones por el estilo que los violadores suelen alegar

sistemáticamente, el abogado habría sido culpable de tantas infracciones a la ley

de tutela de menores que, inmediatamente, le habrían quitado la custodia

administrativa que tenía sobre ella. Bastaría una simple denuncia para que a

Lisbeth Salander se le asignara un abogado de verdad, con buenos conocimientos

sobre las agresiones contra las mujeres; esto, a su vez, llevaría tal vez a una

discusión sobre la verdadera naturaleza del problema, es decir, la declaración de

incapacidad de Lisbeth Salander.

Desde 1989 y a no existe el concepto de « incapacidad legal» para las

personas adultas.

Hay dos maneras de ejercer el tutelaje: con un tutor y con un administrador.

Un tutor actúa de forma voluntaria prestando ayuda a personas que, por

diferentes motivos, tienen problemas para apañárselas en su vida diaria, pagar las

facturas o cuidar de su higiene personal. Por lo general, se designa como tutor a

un familiar o un conocido. Si tal persona no existiera, son las autoridades sociales

las encargadas de designarlo. El tutor ejerce una forma leve de tutelaje en la

cual el principal afectado —la persona declarada incapacitada— sigue

controlando sus bienes, y en la que las decisiones se toman de mutuo acuerdo.

El administrador ejerce una forma de control bastante más estricta, donde el

sujeto en cuestión es privado de su derecho a disponer de su dinero y a tomar

decisiones en diferentes asuntos. La formulación exacta significa que el

administrador asume todas las competencias jurídicas del interesado. En Suecia,

hay más de cuatro mil personas con administradores. Las razones más

frecuentes suelen ser una enfermedad psíquica manifiesta o una enfermedad

psíquica combinada con graves abusos de alcohol o narcóticos. Una pequeña

parte está configurada por individuos que padecen demencia senil. Un número

sorprendentemente alto de los que se encuentran bajo la custodia de

administradores está constituida por personas relativamente jóvenes: treinta y

cinco años o incluso menos. Una de ellas era Lisbeth Salander.

La chica del dragón tatuadoWhere stories live. Discover now