Jueves, 27 de noviembre - Martes, 30 de diciembre
El número temático de Millennium sobre Hans-Erik Wennerström
comprendía no menos de cuarenta y seis páginas y estalló como una auténtica
bomba de relojería la última semana de noviembre. El texto principal lo
firmaban, conjuntamente, Mikael Blomkvist y Erika Berger. Durante las primeras
horas, los medios de comunicación no supieron cómo manejar el scoop; el año
anterior, un texto similar provocó que Mikael Blomkvist fuera condenado a prisión
por difamación y que, aparentemente, se le despidiera de la revista Millennium.
Por lo tanto, su credibilidad se consideraba relativamente baja. Ahora,
Millennium volvía con una historia que, escrita por el mismo periodista, contenía
afirmaciones mucho más graves que el texto por el que había sido condenado.
Parte del contenido resultaba tan absurdo que desafiaba al sentido común. Los
medios de comunicación suecos aguardaban desconfiados.
Pero, por la tarde, « la de TV4» abrió las noticias con un resumen de once
minutos sobre los principales puntos de la acusación de Blomkvist. Un par de días
antes, Erika Berger había almorzado con ella y le había adelantado en exclusiva
la información.
El contundente enfoque realizado por TV4 eclipsó las noticias de los canales
públicos, que no se subieron al tren hasta la emisión del telediario de las nueve.
Entonces, también la agencia TT emitió un primer comunicado con un prudente
titular: « Periodista condenado acusa de serios delitos a financiero» . El texto era
un breve refrito del reportaje televisivo, pero el mero hecho de que la agencia
TT sacara el tema desencadenó una febril actividad en el conservador periódico
matutino y en una docena de grandes periódicos provinciales, al cambiar
apresuradamente la primera página antes de que la imprenta se pusiera en
marcha. Hasta ese momento, los periódicos habían decidido ignorar, aunque a
medias, las afirmaciones de Millennium. Anteriormente, esa misma tarde, el
periódico matutino liberal había comentado el scoop de Millennium en un
editorial, escrito por el redactor jefe en persona. Luego, cuando el telediario de
TV4 comenzó, éste ya se había marchado a una cena durante la cual despachó
las insistentes llamadas de su secretario de redacción —que opinaba que « podría
haber algo» en las afirmaciones de Blomkvist— con unas palabras que más tarde
se convertirían en clásicas: « Chorradas; nuestros reporteros de economía lo
habrían descubierto hace mucho tiempo» . Por consiguiente, el editorial del
liberal redactor jefe constituía la única voz mediática del país que destrozaba
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