Miércoles, 11 de junio - Sábado, 14 de junio
La tercera pieza del rompecabezas la obtuvo gracias a una inesperada ay uda.
Tras haber trabajado con las fotos toda la noche, se quedó profundamente
dormido hasta las primeras horas de la tarde. Se despertó con cierto dolor de
cabeza, se duchó y subió al Café de Susanne para desayunar. Le costaba ordenar
sus ideas. Debería acercarse a casa de Henrik Vanger e informarle del hallazgo.
Pero, en su lugar, pasó por casa de Cecilia Vanger y llamó a la puerta. Quería
preguntarle qué estuvo haciendo en la habitación de Harriet y por qué había
mentido sobre su presencia allí. Nadie abrió.
Ya se disponía a marcharse cuando escuchó una voz:
—Tu puta no está.
Gollum había salido de su cueva. Era alto, medía casi dos metros, pero estaba
tan encorvado por la edad que sus ojos se encontraban al nivel de los de Mikael.
Tenía toda la piel manchada de oscuros lunares. Vestía pijama y bata marrón y
se apoyaba en un bastón. Parecía uno de esos típicos viejos malvados de las
películas de Hollywood.
—¿Qué has dicho?
—He dicho que tu puta no está en casa.
Mikael se acercó tanto que casi le rozó con la nariz.
—Estás hablando de tu propia hija, cabrón de mierda.
—No soy yo el que viene rondando por aquí por las noches —respondió
Harald Vanger con una sonrisa desdentada.
Olía mal. Mikael lo esquivó y siguió su camino sin darse la vuelta. Subió a ver
a HenrikVanger y lo encontró en su despacho.
—Acabo de conocer a tu hermano —dijo Mikael con un enfado mal
disimulado.
—¿Harald? Anda, así que se ha atrevido a salir. Lo suele hacer alguna vez al
año.
—Estaba llamando a la puerta de Cecilia cuando apareció. Dijo, y cito
literalmente, « Tu puta no está en casa» .
—Sí, eso suena a frase de Harald —contestó Henriktranquilamente.
—Ha llamado puta a su propia hija.
—Lleva mucho tiempo haciéndolo. Por eso no se hablan.
—¿Por qué?
—Cecilia perdió su virginidad cuando tenía veintiún años. Ocurrió aquí en
Hedestad; fue un amor de verano, el siguiente a la desaparición de Harriet.
—¿Y?
—El hombre del que se había enamorado se llamaba Peter Samuelsson y
trabajaba de asistente en el departamento de economía de las empresas Vanger.
Un chico espabilado. Hoy en día trabaja para ABB. Si ella hubiese sido mi hija,
y o me habría sentido muy orgulloso de tenerlo como yerno. Sin embargo, tenía
un defecto.
—No me digas que es lo que me temo.