XXVII

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Al final decidí no pasar por su puerta. Esperaría a que me hablara por WhatsApp y si no ya le vería el lunes en clase.

Le conté a mis amigas que había dejado a Alejandro y todas se alegraron. No les gustó nada lo que pasó la otra noche.

A pesar de que se lo había dejado muy claro a Alejandro, él siguió llamándome y mandándome mensajes, y sus amigos intentaron contactar conmigo por mensaje directo de Instagram, pero sinceramente pasaba de escucharles. Mi decisión estaba más que tomada, si no era con David no era con nadie, al menos de momento.

Mágicamente mi madre se ha pedido el día libre para pasarlo conmigo por mi cumpleaños y me ha comprado una tarta y velas. ¡Ah! Y ha decidido que era un buen día para presentarme a su nuevo novio, lo que no me incomoda del todo porque ya entiendo donde esta mi madre todo el santo día.

- Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos cariño, cumpleaños feliz.

Le doy un beso y un abrazo a mi madre. Aunque nunca esté para mi la quiero con locura. A su novio le doy dos besos y las gracias por haber venido.

- Cariño, tenemos un regalo para ti cada uno. Primero te lo dará Miguel.

Miguel me dio un sobre, pensé que podía ser dinero pero era aún mejor. Me había regalado las clases para el carnet de conducir.

- ¡Muchísimas gracias, Miguel! No sabes las ganas que tengo de sacarme el coche de una vez.

- Y cariño, toma aquí está mi regalo.

Mi madre me dio una caja envuelta en papel blanco con un lazo rojo. Al abrirlo encontré unas llaves. No me lo podía creer. ¿Un coche?

- Ven, cariño, sal a la calle.

Salí corriendo y efectivamente, ahí estaba, mi Hyundai i20 nuevo en la puerta.

- Dios mamá, muchísimas gracias, me habéis hecho el mejor regalo de mi vida. No sé como agradecerlo.

Entre tanta emoción vi una cara familiar a lo lejos de la calle. ¿David? ¿Qué hacía allí? Bah, ahora mismo podía estar Zac Efron que me iba a dar igual. Estaba feliz con mi familia, por fin.

Mi profesor de francés.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora