XXXII

1.3K 56 1
                                    

Nos quedamos dormidos tal y como estábamos. No nos dio tiempo a hablar mucho más, solo pusimos la alarma y acordamos en que yo sería la primera en ducharse y prepararse.

Cuando me desperté intenté no hacer mucho ruido para que David descansara un poco más. Me duché lo más rápido posible y me vestí para ir a clase.

- David, yo ya estoy lista. ¿Te vas duchando mientras yo preparo el desayuno?

- Vaaaleee.

David aún estaba medio dormido pero como pudo se levantó y se dirigió al baño. Yo fui a la cocina y preparé un café para él y un zumo de naranja para mi. No sabía si él comía algo para desayunar, así que no prepare nada más.

- Buenos días Sofi, ¿lista para un día más de clase?

Asentí, desayunamos rápido y nos metimos en el coche. Desde varios días tenía una pregunta en mi cabeza que necesitaba soltar ya.

- Oye David, al final con tu novia... ¿qué pasó?

David estuvo un rato callado sin responder, lo que no me gustó nada.

- Pues a ver Sofi, yo te dije que la iba a dejar pero aún... pues no lo he hecho porque no la he visto y quiero hacerlo en persona...

- Esto es increíble. Me preparas una cena, follamos como animales por toda la casa y me dices que soy la mujer de tu vida pero no has dejado a tu novia. Qué soy para ti, ¿un juego? Es que no entiendo nada, no soy el segundo plato de nadie.

- No Sofi, todo lo que pasó ayer fue real y quiero que no cambie nada entre nosotros. Te prometo que la voy a dejar pero quiero hacerlo bien.

- Pues muy bien no lo estas haciendo si le estas poniendo los cuernos. Si, David, los cuernos. No quiero volver a saber nada de ti hasta que soluciones todo esto, y cuando tengas todas las ideas claras ya veremos si quiero hablar contigo.

Me quité el cinturón y me baje del coche aprovechando que estábamos parados en un semáforo. Mi colegio no quedaba lejos, y aunque iba a llegar un poco tarde me daba igual. No quiero verle. Me siento un trapo sucio usado. Si al menos me hubiese dicho que seguía con ella... pero no, me lo tiene que ocultar. Valiente gilipollas.

Para que David no me siguiera me metí por una calle peatonal y no le quedó más remedio que perderme de vista. Siempre llevaba un paquete de cigarros encima por si me apetecía, y aunque no solía fumar tan temprano, me encendí uno para relajarme y entré a clase.

La mañana se me hizo larguísima, David no paraba de mandarme mensajes. En uno de ellos decía que me esperaba a la salida para hablar, así que como la última clase era religión e íbamos a ver una peli me fui a casa para no coincidir con él.

Cuando llegué le dije a mi madre que David no podría darme clase porque le había surgido algo, y como siempre me creyó sin preguntar mucho más.

Le mandé un mensaje a David por WhatsApp diciéndole que no se molestara en venir por mi casa, y que si solucionaba algo, para bien o para mal que me escribiera, pero que todo lo que me mandara que no estuviera relacionado con eso lo iba a ignorar.

Estaba muy cerca de los exámenes finales, así que decidí centrarme en estudiar y mantener la cabeza ocupada. Ahora mismo le odiaba muchísimo. Al final iba a ser verdad eso de que todos los tíos son iguales.

Mi profesor de francés.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora