XXXIII

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Acaba de terminar los exámenes finales. David había intentado ponerse en contacto conmigo en varias ocasiones pero acabé por bloquearle. No me podía permitir ninguna distracción.

Me prometí a mi misma que cuando me dieran las notas y acabara selectividad le hablaría. No os voy a negar que no haya estado tentada de escribirle en varias ocasiones para preguntarle si lo había dejado ya con su novia o si prefería dejarme a mi, pero me mantuve fuerte y decidí que todo siguiera como estaba.

Me dieron las notas del curso a la semana de haber acabo los exámenes. Tenía muy buena media y solo me quedaba superar los exámenes de la selectividad.

Esas dos semanas estuve encerrada en casa. Apagaba el móvil durante todo el día y solo estudiaba, paraba para comer y seguía. Tenía que sacar la mejor nota posible, ya que todavía no sabía qué hacer.

Uno de esos días, alguien llamó al timbre. Era David, lo vi desde la ventana de la habitación de mis padres, así que pasé y seguí estudiando. No volvió a llamar.

Finalmente, acabé la selectividad. Me había ido muy bien y por fin era libre, así que no lo dudé y le escribí a David.

Yo: *Ya he acabado los exámenes. ¿Algo que contarme?

David: *Nos vemos esta tarde a las 17.00 al final de tu calle.

Y no me dijo nada más. No me daba buena sensación, ya que no mostró ningún entusiasmo. Igual le había perdido por haber puesto tanta tierra de por medio. Igual este tiempo sin mi le había hecho volver a enamorarse de ella, e igual yo ya no estaba entre sus planes y ya no estaba tan seguro que de yo fuese la mujer de su vida.

A las 16.30 me cambié de ropa. Me puse un vestido blanco ibicenco con mis converse de bota negra. Me puse un maquillaje ligero, en verano odio maquillarme.

A las 17.00 llegué al sitio donde habíamos quedado y allí estaba él. Llevaba un vaquero roto con una camiseta blanca, y encima estaba muy moreno, seguro que había estado en la playa.

- Hola Sofía.

- Hola David.

Me dio dos besos.

- ¿Cómo te han ido los exámenes?

- Bien, saqué un 9.2 de media en bachillerato y hoy he acabo la selectividad.

- Está genial, me alegro mucho. ¿Y en francés?

- Un 8.

- Genial.

Comenzamos a caminar sin rumbo, hablando de cosas generales y poniéndonos al día de lo que había pasado las últimas semanas.

- Bueno Sofi, supongo que esperas saber qué he hecho con respecto a Key, si sigo con ella o si no, ¿verdad?

Asentí. Mi corazón iba a mil y me sudaban las manos.

- Bueno, he de reconocerte que cuando te fuiste dudé mucho que hacer. No entendía que no me dieras una oportunidad para explicarme, ni que me bloquearas en WhatsApp o que no me abrieras la puerta. Es verdad que no me porté bien, que debí al menos decirte que seguía con ella aunque pensaba dejarla y no habértelo ocultado, no lo hice bien. Pero creo que tú tampoco.

No dije nada. Tenía razón, pero con los exámenes a la vuelta de la esquina no quería desconcentrarme. Aún así no me justifiqué, dejé que siguiera hablando.

- Estas semanas he seguido viendo a Key.

Mi cara fue un poema. O sea que seguía con ella. Yo no pintaba nada en esto. ¿Para qué me había hecho venir entonces? ¿Para reírse de mi?

- Antes de que te pongas a gritar o te vayas o me mates, déjame terminar de hablar. He seguido viéndola porque tenía sus cosas en mi casa y ha tardado varios días en hacer la mudanza. Ya no hay más Key en mi vida. Este tiempo sin ti me ha hecho darme cuenta de que te echaba de menos a ti, de que ocupabas mi pensamiento todo el tiempo y de que no podía estar sin ti. Que me comía por dentro al no saber si te iba bien y me sentía fatal porque no te podía ayudar con el francés. Sofi, hagámoslo bien esta vez. ¿Quieres estar conmigo?

No dije nada, me lancé encima de él, abrazándole y besándole como si se fuera a acabar el mundo. Maldito capullo el mal rato que me ha hecho pasar. Pero le quiero, claro que le quiero. Yo también le he echado de menos.

Mi profesor de francés.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora