XVII

1.5K 60 0
                                    

– ¿Os besasteis?
– Teóricamente él me besó primero, y al día siguiente le besé yo.
– Y... ¿No pasó nada más?
– ¿Qué? ¡No! ¿Por quién me has tomado?
– Ay no sé.
Nos quedamos calladas pensando.
– Y si... Vamos a buscar a la novia al aeropuerto. Coincidimos y a ver la cara que pone David cuando vea a su deseada Sofía.
– ¿Qué? Ni de coña. ¿Estás loca?
– Nosotras estamos de acuerdo. Ganamos por mayoría. Ahora toca que te enteres de la hora a la que llega el martes.
– Está bien.
Cogí el móvil y le hablé a David.

*Yo: David, podriamos dar clase el martes?
*David: No puedo Sof, tengo que ir a por Key a las 5.
*Yo: Oh, no pasa nada. Adios

– El martes a las 5.
– Perfecto. Cogeremos un taxi a las 4 para llegar con tiempo. Ana tú lleva una maleta para que no piense que le estamos vigilando. Y Sofía, contigo tenemos que hacer algo.
– ¿Hacer algo de qué?
– Ponerte cañón. Tienes que llamar su atención a kilómetros. Y la de su novia. A parte pondremos un pendiente en su coche. No sé como vamos a hacerlo pero tenemos que levantar sospechas.
– No, no, mejor aún. Sof ve a su casa y deja bajo las sábanas un tanga. Verás la que se lía.
Nos tiramos toda la tarde pensando como dar un escarmiento a David.
Todo esto es porque, según mis amigas, conmigo no juega nadie. Ni tampoco soy el postre de ningún buenorro. Plato principal y único.
Por la noche decidimos salir a dar una vuelta, esta vez no vamos a ir de fiesta.
De lejos veo a Miguel, el amigo gilipollas de David.
– Vamos rápido, no quiero que ese tío me vea.
– ¿Quién es?
– ¿Os acordáis del tío que entró en la habitación? Pues es él. Vamos.
Tras la huída silenciosa y unas horas más dando vueltas decidimos que era la hora de irnos a casa.
Fui dando un paseo con mi música al máximo. Cuando me di cuenta estaba por la calle de David, otra vez. Aligeré mi paso para salir lo antes posible de allí. Por suerte no me lo encontré, no me apetecía nada.
Cuando llegué a casa estaba otra vez sola, lo cual agradecía. Esto es algo nuevo que no sabéis de mi, pero tengo un paquete de tabaco para casos extremos de reflexión, y llegaba uno. Así que cogí mi paquete de Camel, busqué un mechero y subí a la terraza. Mientras fumaba me puse nuevamente música y cerré los ojos.
Mañana era domingo y tenía que estudiar. Qué pereza.
De pronto mi móvil vibró. ¿Quién sería?
- Estas fumando?
Qué cojones. ¿Por qué David sabe que estoy fumando? Me asomé a la calle y allí estaba.
- Que haces en la puerta de mi casa?
- Solo pasaba por aqui. Bajas?
- No, tengo que estudiar.
Apagué el cigarro y me fui a mi cuarto. A quien menos me apetecía ver hoy era a David.
Cuando pasaron unos minutos miré por la ventana. No estaba, menos mal.
Era la hora de cenar y no tenía nada pensado. Llamé a mi madre y me dijo que tardaría en llegar. A veces pienso que tiene un novio secreto y por algún motivo que desconozco no me lo dice.
Me hizo una transferencia para que pidiera algo a domicilio. Me apetecía una hamburguesa, así que llamé y en cuarenta minutos tenía mi cena en casa. Puse una serie en Netflix. Ahora estaba viendo You. Estaba demasiado enganchada.
Cuando terminé de cenar vi un par de capítulos más y me fui a la cama.
Otro día que terminaba.

Mi profesor de francés.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora