Él

3.1K 207 171
                                    

Nápoles, Italia.
2:30 am, barrio comercial de la ciudad.

Como solía ocurrir cada madrugada, Vinegar Doppio sufría de insomnio. Acostumbrado ya a eso, acostado en su cama, observaba hacia la amplia ventana ubicada en su habitación en el segundo piso de la casa, que daba hacia el centro de la ciudad, la cual dormía a esa hora, a excepción de las luces de algunas tiendas y cafeterías 24/7.

Doppio era un chico joven, 23 años para ser exactos, su cabello era púrpura y casi siempre lo mantenía atado en una complicada trenza que para la mayoría de las personas, parecía una especie de prendedor extraño. Su complexión era delgada aunque algo musculosa y tonificada, su estatura era mediana. Lo que más destacaba eran sus pecas, las cuales se agrupaban principalmente en sus mejillas y nariz. A pesar de ser un joven atractivo para la mayoría de las personas, él se consideraba un sujeto para nada atractivo o guapo . A causa de eso era bastante tímido en la mayoría de las ocasiones y algo sumiso. Era un chico inteligente y con audacia, pero a causa de su timidez se alejaba de las personas por miedo a no saber cómo tratar con ellas.

Aparte del insomnio que ya lo aquejaba hace años, la principal causa de este era una depresión que acarreaba hace bastante tiempo ya. El pelimorado, en vez de tratar esta enfermedad (ya que consideraba que hacerlo era una pérdida de tiempo) se fue acostumbrando a ella: a las crisis existenciales, a no poder dormir correctamente y a no tener ningún amigo con quién poder hablar de sus problemas. Disfrutaba su soledad en cierta forma pero, a estas alturas necesitaba de alguien con quien charlar de vez en cuando y vivir solo no ayudaba.

Muchas veces, alucinaba con que el teléfono de su casa o su celular móvil sonaba, que alguien lo llamaba para saber como estaba, como se sentía, pero al escuchar el ruido en blanco de alguno de esos dos aparatos, "colgaba". Nadie conocía su número, y a pesar de no tener motivos para mantener un teléfono y un celular, los conservaba. Deseaba hablar con otras personas pero su carácter y personalidad en verdad no lo permitían. Era algo triste realmente.

Así, pensando en todo aquello que lo aquejaba, pasó varios minutos observando la ventana, cuando en realidad solo lo hacía por inercia. No fue sino hasta que el reloj marcó las 4 de la mañana, cuando el hambre hizo que se levantara de su cama.

-No hay nada en la nevera.- dijo pesadamente al observar y recordar que no ha ido de compras al supermercado últimamente. Recordó una cafetería en la esquina de su casa, la cual jamás cerraba. Solía ir en estas situaciones cuando se quedaba sin nada que comer.

Con mucho desgano, se vistió con un sweater negro y pantalones del mismo color, converse blancas y tomó las llaves de su casa, algo de dinero y se dirigió a dicho lugar.
Hacia frío, pues el otoño estaba en su apogeo y los aires que soplaban por la ciudad daban el aviso del invierno próximo.

Al llegar a la cafetería, inmediatamente, sin siquiera haber entrado y a través del vidrio de la vitrina observó algo que le llamó mucho la atención. Un hombre de mediana edad a juzgar por su complexión, se encontraba sentado en una mesa individual, cabeza agacha y con un café en la mesa. Pero, algo más atrajo el interés de Doppio: el largo cabello rosado que llegaba hasta la cadera de dicho sujeto. El joven no podía siquiera mirarle el rostro, puesto que por el ángulo en el que estaba ubicado, solo podía apreciarlo sentado de espalda.

-Es un cabello realmente hermoso.- se dijo a si mismo. El frío de la madrugada comenzaba a colarse por su ropa, por lo que tuvo que dejar de observar al hombre por lo menos para poder entrar al recinto.

-Bienvenido señor, ¿Qué desea ordenar?.- le dijo el único cajero que se encontraba en el local a Doppio. Por las noches, debido a la baja demanda de clientes, no eran necesario más empleados. Pero el joven de cabellos morados no pudo contestar debido a su distracción. Desde el nuevo  ángulo por fin pudo observar algo más de este hombre que tanto le llamó la atención. Perfil refinado, ojos algo rasgados y de color verde esmeralda,  pestañas largas, tez blanca y labial negro que resaltaba aún más el tono de su piel. Cuello largo y esbelto, complexión musculosa y fuerte. Solo eso se podía apreciar, puesto que el sujeto en cuestión llevaba un elegante traje negro y camisa blanca, corbata negra. Se encontraba perfectamente vestido en verdad y tenía la mirada fija en un libro que se encontraba a la mitad. Al lado, en el suelo, reposaba un maletín de cuero negro muy elegante, a juego con su vestuario.

I am the emperor [Doppio x Diavolo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora