Passione.

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- Hola...oye ¿Por qué no estás vestido?.- un adormilado Doppio le abría la puerta a Diavolo, quién estaba vestido con un traje de dos piezas bastante elegante.

- Es...mi pijama, así que si estoy vestido. Te ves muy bien.- el jefe entró a la casa cerrando la puerta. Rápidamente y sin previo aviso tomó al joven y lo besó contra la pared.

No se habían visto por un par de días y ese beso demostró todo lo que se extrañaron en ese tiempo. No era un beso tierno, sino uno muy brusco y erótico.

- Ahhhh.- el joven dejó escapar un leve gemido, calentando al más alto.

- Mierda... aún es temprano, podríamos ir a la cama.

- Pero tu traje se arruinará, siempre dejas la ropa tirada en todos lados.

- Mmmh, tienes razón.

- Mejor me voy a duchar.

Luego de una breve ducha, no sabía qué debía usar exactamente para la fiesta. Diavolo se veía muy bien arreglado (y guapísimo por cierto) y él no tenía ropa tan elegante como para lograr un look similar. Su clóset estaba constituido de sweaters, chaquetas, jeans, sudaderas y ropa holgada o deportiva (y jamás hacía deportes).

Al salir del cuarto de baño solo llevaba puesta la toalla enlazada a la altura de las caderas, dejando muy poco para la imaginación. Estaba absorto en sus pensamientos, no quería causar una mala impresión con su vestimenta.
Pequeñas gotitas de agua caían de las puntas de sus finos cabellos morados y recorrían su pecho, trazando un camino hasta el borde de la toalla.

El pelirrosado no aguantó verlo así, se acercó peligrosamente al joven hasta quedar frente a él. Lo tomó de sus caderas y lo atrajo con fuerza hacia él, haciendo que la toalla se cayera a sus pies, dejándolo sin nada.

- Te ves tan sexy así, no sabes todo lo que me provocas.- fue extendiendo unos húmedos besos en el cuello del más bajo, provocándole las sensaciones más exquisitas.

- nnnghhhh... hagámoslo...ahora.- Diavolo no lo dudó un segundo, lo tomó en brazos y caminó hasta lanzarlo en la cama. Pero miró su reloj y se dio cuenta que no había mucho tiempo.

- Mierda, no podemos... debo estar ahí en poco tiempo.- se veía molesto, en verdad quería hacerlo.- ahora estaré caliente toda la tarde.

- Yo también... Dime qué debo usar, no tengo ropa tan elegante.

- No es de gala es una fiesta. Solo me vestí así para dar la "buena imagen" a la empresa.

- Pareces mafioso.

- Jajaja, tal vez. ¿Por qué no te pones ese sweater morado que tanto me gusta? Y esos pantalones a juego, te sientan muy bien.

- Pero esa es mi ropa normal...

- Ya te dije que no es formal, ya vas a ver como van a ir vestidos.

Doppio se arregló como solía hacerlo, mientras se vestía, el más alto le secaba el cabello y le hacía esa trenza tan extraña.

Se dirigieron a un auto negro distinto al que Mista solía usar para ir a buscarlos. El jefe le indicó a Doppio que se ubicara en el asiento de copiloto mientras él conduciría. Ya en el auto se dirigieron a su destino.

- ¿Queda muy lejos?

- Mmmh algo así, pero conozco atajos para llegar antes.- le dedicó una pequeña sonrisa.

De pronto el joven se puso muy nervioso, no había dimensionado lo que pasaría hoy. Debía ignorar sus sentimientos de inseguridad, por lo menos por hoy.

I am the emperor [Doppio x Diavolo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora