No es suficiente.

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- A ver, déjame ver si entendí.- luego de explicar todo de una manera bastante torpe, Diavolo seguía desconcertado.- ayer saliste a cenar con él.

-Si...

- Y me mentiste, ya que cuando te pregunté donde estabas me dijiste que estabas en tu casa ¿Verdad?.- que usara un tono de voz tan calmado y sereno asustaba más que si estuviese gritando enojado. Doppio tenía tanto miedo de contestar cada pregunta pero ya había comenzado esta "discusión" y no podía parar.

- Si te decía donde estaba armarias un escándalo frente a Risotto y no quería eso.- confesó apenado.

- ¿Tanto te importa su opinión?.

- ¡No me refiero a eso!, no quería que te metieras en problemas.

- ¿Por qué lo dejaste entrar?.

- ¡Porque me quedé dormido! Ya te expliqué todo.

- ¿Te gusta?...

-¿Ah?.- todo esto lo tenía tan aturdido, nunca había tenido que dar tantas explicaciones.

- Si acaso te gusta Risotto, dime ya.- desvío su mirada hacia cualquier lado que fuese menos a los ojos del pecoso.

- No me gusta...él es solo mi jefe, si salí con él es porque quiero llevarme bien y pasar el rato con otras personas. A veces siento que te agobio demasiado.- sintió pena por todo, pena por no poder hacer las cosas bien y por haber causado tanta molestia.

- ¿Te he dicho que me agobias alguna vez?.- apretó uno de los brazos del sofá con fuerza, marcando las venas de su pálida mano.

- No.

- Entonces ¿Por qué piensas eso?.

- Tú trabajas y siempre tienes cosas que hacer y yo solo puedo quedarme en casa a pensar en ti, trabajar y pensar en ti...

- ¿Y eso no te gusta? A mi me encanta pensar en ti y siempre lo hago.

- Si me gusta pero no quiero depender de ti...- el silencio volvió a estar entre ellos, esta vez por más rato.

"Yo no hice nada malo", eso pensaba Doppio cuando su confusión y ansiedad se transformaron en tristeza. No quería estar en una situación como esta cuando ni siquiera tocó a su nuevo jefe, cuando no había hecho nada indebido.

Diavolo por su parte seguía muy molesto, pero no con Vinegar sino con Risotto. Tenía miedo que usara esas tácticas que él sabía que solía usar para acercar a las personas y no soltarlas más. Su novio era demasiado inocente y no se percataria de esto.

-Él no me gusta.- dijo con su voz grave y profunda rompiendo nuevamente el silencio.

- No pasó nada entre nosotros, ya te dije hasta de lo que conversamos.- el pecoso creyó que nuevamente tendría que recitar todo lo que sucedió ayer.

- Ya sé, pero lo conozco y sé que tú le gustas.

- ¿Eh? ¿Por qué?.- ya era casi un milagro que tuviese novio para que más encima otra persona esté interesado en él, se sentía alguien sin gracia alguna más que para generar problemas.

- Porque yo sé, quiero que dejes de verlo, que dejes de trabajar con él. Aléjate de él.- tensó su mandíbula por sentir esos molestos celos, no podía controlarlos y los odiaba.

- No quiero...acabo de empezar a trabajar ahí...- bajó su cálida mirada hasta el piso, le estaban dando unas leves ganas de llorar.

- Si y vas a terminar ya de trabajar ahí.

- ¿Me quieres controlar?.- apretó sus dientes con fuerza. De pronto toda esa pena se estaba mezclando con rabia.

- No es así, solo quiero protegerte.

I am the emperor [Doppio x Diavolo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora