Tu boca es mía. (+18)

1.3K 128 59
                                    

El muchacho sabía lo que iba a suceder, no era necesario ser adivino o un genio. Estaba asustado en verdad pero el hombre que tenía frente a él había hecho algo más que simplemente enamorarlo. Lo había poseído en alma y ahora esperaba hacerlo en cuerpo.

- ¿Qué estás esperando Doppio?

- Es que en verdad que no sé cómo hacerlo. Con los besos era más fácil pero con...esto...- el joven miraba con miedo pero con deseo el enorme miembro del jefe, no quería hacerlo enojar pero no podía evitar dudar.

- Solo tiene que hacerlo con calma y lo demás será sencillo...vamos, estoy impaciente.

- Me voy a ahogar.

- No dejaré que pase.

- Pero es que-

- Estoy empezando a perder la paciencia.- el tono de voz del pelirrosa comenzaba a tornarse rudo y severo- he estado duro por demasiado tiempo, me estás torturando y no suelo ser yo el torturado precisamente.

- D-dime como se hace... porfavor

- Tómalo con tu mano.- el ruborizado chico accedió de inmediato en parte por miedo y en parte porque, desde lo más profundo de su ser, deseaba con fuerza cumplir con el sueño que había tenido hace días atrás.

- Buen chico, obediente...ahora acércate a el, muy cerca.

- ¿Así?.- Doppio se acercó lo máximo que pudo sin tocarlo y al hablar jadeó un poco, lo que provocó un leve soplido en el glande del más alto, lo cual lo hizo estremecer.

- Si...justo así...soplalo, se siente bien tu aliento sobre mí.- Vinegar obedeció y sopló suavemente la húmeda punta del pene y al hacerlo, escuchó un delicioso gemido que quería volver a oír mil veces más.

- Ahhh...me pones tan sensible...no sé porque. Ahora...lamelo, sé que has visto como lo hacen, me lo demostraste con un erótica imaginación hace días.

El joven con numerosas pecas recorrió con la punta de su lengua desde la base del miembro hasta la punta, en donde comenzaba a salir líquido preseminal. Lo hizo con delicadeza y lentitud, pero fue esta misma lentitud la que hizo que Diavolo perdiera el control y tomara con fuerza los finos cabellos del muchacho y forzara su grueso y caliente pene hasta el fondo de su garganta.

Doppio gemía muy fuerte, claro que no se le escuchó nada, pues ni las arcadas ni el jefe dejaron que se escucharan sus protestas. Las lágrimas se acumulaban en sus ojos pero al mayor no le importó. Más bien jamás se percató, pues parecía el mismo diablo embistiendo con fuerza la boca del menor.

Los movimientos producidos por las náuseas y las vibraciones producidas por los gritos y gemidos de Vinegar tornaban aún más excitanten las penetraciones que el más alto hacía.

Cuando ya no podía soportar más las ganas de vomitar fue cuando golpeó con las palmas las piernas del jefe (sus muslos para ser exactos) , creyendo así que tendría algo de piedad y lo dejaría respirar. Sus golpecitos fueron insistentes y por fin lo dejaron separarse para tomar algo de oxígeno.

Su tos era más fuerte y compulsiva que cuando estaba resfriado en la mañana (y probablemente aún no se recuperaba de ello). Tomaba grandes bocanadas de aire para calmar en algo las arcadas. Si había algo en el mundo que le asustaba realmente a Doppio era vomitar o cualquier sensación que se le pareciera. Mientras se recuperaba, el causante de su estado habló:

- L-lo siento...no me aguanté. Necesitaba hacer esto con todas mis fuerzas ¡Mierda! Estuve a punto de terminar, pero al parecer te estabas ahogando.

- ¡¿Al parecer?!.- dijo el chico mientras aún intentaba recuperarse de su semi asfixia.

- Perdoname porfavor...pero me cuesta mucho controlarme contigo.

I am the emperor [Doppio x Diavolo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora