En la mesa (+18)

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- ¿Q-qué estás planeando?.- Diavolo metió sus manos debajo de la sudadera que llevaba Doppio, acariciando el abdomen y el pecho del muchacho. Este por su parte comenzaba a excitarse, le había gustado mucho lo que habían hecho la noche anterior pero aún así tenía miedo de que todo se saliera de control y terminara en algo que el chico no sabía si sería capaz de soportar.
De más estaba decir que su novio lo había "convertido" en homosexual y había leído bastante por internet cosas acerca del sexo que se llevaba a cabo en ese tipo de relaciones. Y casi siempre la primera vez solía ser algo dolorosa.
Todos estos pensamientos hacían que se alejara de la idea de dar el paso. Se movió en la cama hasta quedar lejos de las manos de su hombre.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué te alejas?

- Dormimos bastante y dijiste que iríamos de compras.

- ¿Y te vienes a acordar ahora? Cuando quiero acariciarte.- Diavolo se acercaba peligrosamente al joven con intenciones de continuar con lo que estaba haciendo.

- Eh... ¡Tengo hambre!.- era mentira, pero necesitaba mantener lejos a su amante.

- Ahh...está bien. Vamos a comprar algo para almorzar.- el mayor suspiró pesadamente pero decidió hacer caso a lo que pedía el chico.

Se encontraban en el supermercado. El jefe se veía bastante raro dirigiendo el carro de las compras, demasiado cotidiano para un hombre rico y lleno de sirvientes dispuestos a hacer las compras por él. Pero ahí estaba, llenando el dichoso vehículo de alimentos.

A Doppio no le gustaba ir al supermercado. Demasiada gente y siempre se ponía nervioso al pagar pero no porque le faltara dinero, si no porque la atención de la cajera se dirigía completamente hacia él y eso lo inquietaba. De vez en cuando se preguntaba si en verdad era una persona normal ya que perturbarse por algo tan trivial era estúpido.

- Oye, estás comprando demasiadas cosas y no traje tanto dinero.

- Yo pagaré, no te preocupes.

- No es necesario, ayer compraste esos medicamentos y ya me has comprado suficiente comida.

- Puedo permitirme comprar toda esta cantidad de cosas, créeme mí amor.- que le dijera de esa forma en público lo hacía ruborizarse intensamente.

- Que puedas comprarlo porque seas inmensamente rico no significa que vas a empezar a mantenerme o algo así, no me gusta la idea. Si no me dejarás pagar todo, por lo menos déjame costear la mitad de las cosas.

- Eres bastante firme cuando se trata de dinero.

- N-no es verdad.

- Bueno, eres tenaz en varias cosas. Cuando quiero follarte por ejemplo y tú te niegas.

- No puedo creer que hayas dicho en voz alta ¡Hay gente!.

- ¿Y a mí que me importa la gente?.- Diavolo posó un suave beso en los labios de su novio para así terminar con la pequeña disputa por las compras.- está bien, paga la mitad de las cosas pero solo por esta vez ¿Entendido?.

Al llegar a la caja, el jefe se puso por delante de Doppio, y considerando que era más alto que él, no lo dejó ver lo que estaba haciendo. La cajera dijo la cantidad que se debía pagar y al final el mayor terminó dando todo el dinero, pues no dejó que el muchacho se acercara a pagar. Al salir del lugar con un montón de bolsas llenas el chico protestó:

- ¡No me dejaste pagar nada! Me mentiste...

- ¿De verdad creíste que te dejaría pagar? Jeje, no. Yo también puedo ser muy tenaz si quiero.- a Vinegar nunca nadie lo desafiaba porque nunca habló con nadie como para que se diera la oportunidad. No le gustaba como se sentía pero su novio aún seguía intimidandolo y no quería hacerlo enfadar, así que optó por el silencio.

I am the emperor [Doppio x Diavolo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora