Unidos. (+18)

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Mista llegó más que rápido a la casa del joven.
El jefe se despidió rápidamente de su chofer y Doppio hizo lo mismo y cuando ya estuvieron en la intimidad del hogar, algo extraño había.

Muchos conjuntos de rosas habían en varias partes del Living (que era lo primero que se veía tras entrar por la puerta principal). En varios floreros y algunas rosas solitarias en lugares estratégicos de la zona.
La escalera que daba al segundo piso donde estaba el cuarto del menor estaba iluminada con pequeñas velas que flotaban en un recipiente con agua para evitar algún incendio.

Todo era bellísimo, Doppio había ordenado antes de que salieran y eso contribuyó mucho a la estética.

- ¿Quién... preparó esto?

- Un empleado mío muy cercano ¿Por qué?

- Es Bruno ¿Verdad?

- Le tuve que rogar para que accediera. En verdad estaba molesto, pero dime ¿Te gustó?.- Diavolo volvió a abrazar a su novio como lo hizo en el baño del restaurant y sintió el mismo "bulto".

- Es precioso en verdad. Me encantó... mucho, las rosas son mis favoritas.

- Me alegro mucho, ¿Subamos a tu cuarto?

Así lo hicieron, ambos subieron lentamente las escaleras para mirar bien las pequeñas velitas que parpadeaban tiernamente.

Al entrar al cuarto el joven se llevó otra sorpresa: velas aromáticas llenaban el ambiente con un cálido y suave aroma a vainilla, rosas blancas y rojas decoraban las mesitas de noche y pétalos de dichas flores se encontraban esparcidos en la gran cama.

- Creo que Bruno se esmeró bastante...me siento avergonzado de que haya preparado todo esto.

- Él es muy discreto, no tienes que preocuparte por eso. Si hubiese podido hacerlo yo lo haría pero estaba cenando contigo.

- Lo sé lo sé, tranquilo.- de pronto Doppio se puso muy nervioso, sabía lo que iba a suceder y que no lo evitaría ni tampoco deseaba hacerlo más.

Deseaba con intensidad a Diavolo, ya no podía seguir haciéndole caso a su sentido común. El mayor se había encargado que la noche fuera especial y precisa para llevar a cabo el acto: esta noche harían el amor, era un hecho.

El pelirrosado comenzó a repartir pequeños y suaves besos en el cuello del joven, él cual se encontraba excitado desde que se subieron al auto.
Necesitaba más contacto con su novio, lo besó por iniciativa propia y el jefe ya no aguantó más.
Caminó frente a Vinegar y este solo retrocedió hasta dejarse caer en la cama pesadamente, haciendo saltar los suaves pétalos.

- Estoy haciendo un gran esfuerzo por ser delicado, quiero que esta noche sea especial.

- ¿Lo... haremos?

- Me temo que si.- Diavolo se puso sobre el joven y siguió con su camino de besos desde el cuello, descendiendo por su pecho.

- Ahhh...se siente exquisito.

- ¿Te gusta?

- Mmmucho...

Los botones de la camisa de Vinegar fueron desabrochados rápidamente por parte del contrario.
El hombre encima del muchacho inició una intensa succión en cada uno de sus pezones calentandolo al máximo, lo estaba volviendo loco.

Su erección estaba en contacto con el duro miembro de su novio que era contenido por su ropa.
En un intento desesperado por sentir más placer que el de sus pezones estimulados, comenzó a frotar su entrepierna contra la del mayor.

- Porfavor...te necesito Diavolo.

- Ya sé...es...tan difícil...

- No te contengas más, te necesito en verdad .- el más alto no se resistió más, bajó de la cama y le sacó rápidamente los zapatos, luego agarró el borde del pantalón y de la ropa interior del chico y de un solo jalón lo dejó desnudo.

I am the emperor [Doppio x Diavolo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora