Beso.

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Doppio se sintió mareado e inestable un momento. En verdad necesitaba comer algo, estaba débil y su resfriado empeoraba la situación. Diavolo se dio cuenta de su estado y lo sostuvo entre sus brazos antes de que el joven cayera al suelo. El mayor lo abrazó con fuerza y el chico sentía que se derretía en ese abrazo. Era todo lo que necesitaba por tantos días sin poder verlo y no protestó ni dijo nada ante tal contacto.

- Te extrañé mucho, quería verte hace tiempo. En verdad lamento haber estado tan ocupado...

- No te preocupes, enserio. Te has tomado la molestia de venir aquí y eso es muy tierno de tu parte.

- No es molestia.- el jefe se apartó, rompiendo el abrazo pero sin dejar de sostener al joven tomando sus manos. Lo miró de pies a cabeza, lo cual hizo que el sonrojo del chico empeorara.- Llevas solo una polera, ¿Cómo no te vas a enfermar así? Ven vamos a tu cuarto, necesitas descansar y no te molestes diciéndome "no quiero causarte molestias, no te preocupes por mí" porque lo haré de todas formas.

Se dirigieron al cuarto del joven en silencio. Este se acostó pasivamente y Diavolo lo arropó con las sábanas y cobijas. Observó por un momento el rostro del enfermo chico e hizo una expresión de preocupación.

- Estás muy rojo, déjame revisarte.- Diavolo cubrió la frente del chico con su mano para revisar la fiebre y notó que estaba muy caliente.- estás ardiendo. Espera un momento.

Sacó de su bolsa una cajita que contenía un termómetro y lo agitó.

- ¿Sabes cómo funcionan?

- Si. Aunque creo que la medición es más exacta cuando te lo insertas en.- El más alto indicó con su largo dedo índice la entrepierna del chico, claramente indicando que debía insertarselo "atrás". Al chico de cabellos rosados parecía interesarle la idea, pues sonrió medianamente y su mirada dejaba ver algo lujurioso. Doppio abrió los ojos como platos, no quería hacer eso por nada del mundo.

- NO, NI PENSARLO, NO QUIERO.

-  Está bien está bien, tranquilo jajaja. Abre la boca.

- ¿Para que?

- Para metertelo.

- ¡¿Qué?!

- El termómetro Jajajaja, me gusta tu imaginación.- El joven se puso de todos colores. Nuevamente su creativa imaginación le había jugado una mala pasada. Obedeció y abrió la boca.

- Así se hace, eres un buen chico.- Diavolo insertó el frío objeto largo y delgado en la boca de su amigo y este la cerró para afirmarlo. Mientras ambos esperaban que la medición de la temperatura fuera exacta, el jefe sacó de la bolsa todas las medicinas que compró: jarabes y varías pastillas antigripales. Fue en busca de un vaso de agua y sacó el termómetro de la boca del menor.

- 38°, tienes fiebre. Tómate estas pastillas, el farmacéutico me hizo una especie de receta que debía seguir de acuerdo a lo que tienes. Supuse los síntomas que tenías de acuerdo a la llamada telefónica y algunos los adiviné jaja.

- Gracias en verdad eres muy amable.

- No te va a salir gratis.- el mayor le guiñó un ojo al joven enfermo y este, para variar, se ruborizó.

- No te comportes así o mí fiebre va a empeorar.

- Lo siento, no puedo evitarlo ¿Has comido algo?.

- No...

- Pues así jamás te vas a sanar ¿Qué quieres comer?

- No tengo hambre a decir verdad.

I am the emperor [Doppio x Diavolo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora