Así me gusta. (+18)

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No pudo gritar y tampoco moverse cuando recibió lo que al parecer era un azote. Solo pudo cerrar los ojos con fuerza.
No conocía una sensación así, jamás nadie lo había golpeado de esa forma y no sabía cómo sentirse al respecto. Lo que sí sabía era que ardía muchísimo, no le estaba dando nalgadas con la mano simplemente, estaba usando algo más.

Por su parte Diavolo estaba viviendo una fantasía que deseaba realizar desde que conoció al pecoso, desde que lo vió en esa cafetería tarde por la noche, desde que notó que era una de las personas más inocentes que jamás iba a conocer.
Deseaba castigarlo para que probara tan solo un poco las cosas que tanto le gusta hacer: someter a las personas, tenerlas bajo control. Por algo era el dueño de una empresa tan importante, por algo su carácter era tan duro.

Usando su cinturón de cuero, comenzó a enrojecer la delicada y pálida piel de Doppio, realizando azotes espaciados por algunos segundos. El fuerte sonido del cuero contra la piel reverberaba por todo el cuarto que se encontraba en silencio, a excepción de la agitada respiración de Diavolo pues esto le encantaba, así le gustaba. Se alegró porque el joven aún no usaba la señal de que tenía que detenerse, esto lo excitaba demasiado.

-Te ves tan lindo así, una de las cosas que más me gustan de ti es tu piel...tan suave.- acarició una de las nalgas del pelimorado por un momento para después comenzar a rasguñarla con fuerza.

- Mmmmmmhhggn.- a pesar de no poder gritar si se podía escuchar como intentaba hacerlo. Nada le dolía más que esto pero por alguna razón Doppio no quería detenerse.
Quizá quería complacer a su novio o quizá quería disculparse de esta forma con él por haberle mentido.

Le asustaba el hecho de que este dolor, en vez de repugnarle o desagradarle, le gustara un poco.
"¿Cómo sabes si no te gusta si jamás lo has probado?", esa frase que algunas personas suelen decir para determinadas situaciones parecía ser cierta en este caso.

Uno tras otro recibía esos eroticos golpes en su piel que cada vez se tornaba más roja e hinchada. Diavolo le había marcado las uñas con fuerza, casi al punto del sangrado.

-Mmmh, me encanta esto.-se acercó hasta su oído y susurró con su voz impregnada de lujuria.- adoro verte así, tan entregado y vulnerable...solo yo puedo verte así.

Su piel estaba demasiado sensible y, cuando estaba a punto de recibir el azote n°17, hizo la señal con los dedos para detenerse. Lo último que se escuchó fue la hebilla de metal del cinturón cayendo en el piso.

El pecoso tenía realmente un muy bonito trasero, como el de una modelo. Diavolo era consciente de eso y lo manoseaba y apretaba con fuerza, ignorando lo sensible y dolorido que estaba.

No se había dado cuenta pero unas pequeñas lágrimas se habían derramado por las mejillas del joven y había apretado demasiado la mordaza de tela con sus dientes, hasta el punto de hacer sangrar su labio inferior. Quizá reprimirse de esa forma fue la única manera de aguantar todo el dolor, ahora ¿Qué era lo siguiente?.

Escuchó como su novio se ponía de pie y se alejaba nuevamente de su lado, iba a buscar otra cosa.

-Cuando comencé a aprender sobre estos juegos, cuando leía libros que dedicaban todo sobre bondage y esas mierdas, siempre me llamó la atención una cosa: ¿Por qué les ponen una venda en los ojos?. Para mi, particularmente, lo más excitante es ver a los ojos a la persona mientras me la estoy tirando...pero luego supe.- mientras decía todo esto con la voz más calmada del mundo, como si de leer el periódico se tratase, se fue acercando lentamente a Doppio. Cada paso ponía más nervioso y expectante al muchacho.- luego supe que es para que la otra persona sienta con más intensidad lo que sucede en su cuerpo. Ahora tú me vas a decir si eso es verdad, bueno, luego de que te folle puesto que no te sacaré esa mordaza, adoro escuchar tus gritos ahogados.

I am the emperor [Doppio x Diavolo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora