The man I love.

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Unos tiernos y suaves besos fueron despertando poco a poco al joven pecoso. Él, por su parte, no quería abrir sus ojos por nada del mundo. Jamás en su vida había estado tan cansado, el cuerpo le pesaba mucho y sus caderas se sentían extrañas.

- Ya despierta, estoy aburrido. Me encanta verte dormir pero ya deberías despertar.- continuaba besando y acariciando la cabeza del joven haciendo su mejor esfuerzo por despertarlo de la forma más tierna.

- Mmmmh.- el chico protestaba y gimoteaba. Quería dormir por días enteros y no moverse nunca. Pero cada vez le parecía más atractiva la idea de despertar y admirar por primera vez en el día al hombre más bello que conocía.

- Te arrojaré agua si no abres esos preciosos ojos.

- ¡No! Agua no ¡Tengo frío!.- el muchacho se incorporó de golpe y sintió una punzada fuerte "atrás". Como si se hubiese caído al suelo con fuerza, su trasero estaba muy delicado, obviamente por lo que sucedió la noche anterior.- Ahhhh mierda, duele...

- ¿Te duele mucho?

- No...solo... está delicado.

- Lo siento...no, en realidad no lo lamento. Tenía muchas ganas de follarte.- ese comentario hizo sonrojar a Doppio como nunca antes. De pronto recordó todo lo que habían hecho anoche, todas las cosas vergonzosas que dijo.

El mayor notó su vergüenza y no quiso que sintiera arrepentimiento, pues a él le había fascinado hacer el amor con el joven de ojos color ámbar.

- Oye...¿Te gustó lo de anoche?.- Diavolo se notaba un poco nervioso, le importaba la opinión de Vinegar y ahora más que nunca.

- S-si... mucho en verdad fue muy lindo... y rico.

Al de cabellos rosados se le iluminó el rostro. Le emocionaba la opinión del menor y estaba feliz por haberlo hecho bien.
Pero por otro lado, le gustaría mostrar su verdadera personalidad en ese ámbito, le gustaba ser tierno y delicado pero lo que en verdad lo enloquecía era hacerlo fuerte y duro.
El amor que sentía por el joven pecoso le impedía dañarlo.

- No me quiero levantar porfavor nooo.- Doppio se volvió a acostar y se tapó con las sábanas hasta la cabeza.

- Debo irme hoy, me gustaría quedarme contigo pero no puedo. Tengo mucho trabajo, así que porfavor no te duermas...quiero estar contigo.- el de cabellos morados se sorprendió y se descubrió los ojos.
Le apenaba mucho el hecho de volver a quedarse solo en la casa luego de todos estos días acompañado de su novio. 

Quería aprovechar todo el tiempo que pueda estar con él. Lo abrazó de pronto y apoyó su cabeza en el pecho del más alto. No quería que lo dejara.

- No te vayas...

- No quiero hacerlo pero será por poco tiempo. Cada vez que tenga tiempo te visitaré ¿Si?.- Diavolo acariciaba los cabellos de su joven amante mientras intentaba calmarlo con sus palabras.

- Está bien... ¿Vendrás a dormir hoy?

- No puedo.

- Está bien, perdón por ser tan insistente.- una expresión de pena se cruzó por su rostro lleno de pequeñas pequitas.

- No no, me encanta que lo pidas. Voy a tratar de venir mañana. Por mientras deberías prepararte, dentro de poco será la fiesta.

"Mierda, la fiesta". Doppio había olvidado la fiesta de aniversario de la empresa del jefe.
De pronto le aterraba el hecho que dentro de poco tiempo se tendría que enfrentar ante tantas personas, probablemente conversar con ellas. Se notaba que era algo importante para Diavolo, ya no podía arrepentirse.

- S-si claro, la fiesta.

- Tú cara me dice que parece que no quieres ir.

- Si, si quiero, tranquilo. Todo saldrá bien...creo.- el joven hizo una breve pausa.- La verdad no creo que salga bien, tú sabes lo desastroso que soy en público...a decir verdad creo que va a salir horrible mejor no voy, no quie-. Las palabras de Doppio fueron interrumpidas por un suave beso por parte de Diavolo. Fue profundizando aún más el contacto, utilizando su hábil lengua en la boca del menor.

Algo en él volvía a despertarse y el mismo efecto se producía en Vinegar. Pero no sabía si podía aguantar tener sexo otra vez con lo dolorido que se encontraba. Solo la falta de oxígeno podía parar ese beso.

- Si seguimos no me voy a aguantar.

- Lo siento...

- No te disculpes, vamos a ducharnos mejor.

- ¿Juntos?

- No me digas que te da vergüenza.

- No te burles.- el menor le arrojó una almohada en la cara. Ante esto el pelirrosado solo atinó a levantar los brazos.

- Bueno bueno, vamos ya.

Se habían duchado, vestido y habían desayunado ya. El jefe ya debía irse.

- Llegó la hora.

- No lo digas así que me da pena... ¿Te vino a buscar alguien?

- Si, Bruno vino por mi, lo cual significa que tiene prisa para que vuelva a mis labores.

- A veces él parece tu jefe.

- Jeje, un poco, solo un poco. No te pongas triste ¿Si?. Prometemelo.

- Trataré.- el joven expresó una pequeña sonrisa intentando animar al más alto, pero en su interior ya sentía la tristeza y el desánimo por su próxima soledad.

- Vendré lo más pronto posible a acompañarte, ven aquí.- el pelirrosado extendió sus brazos esperando a que el contrario se refugiara en ellos, y así fue.
Se juntaron en un largo y cálido abrazo, seguido por uno de esos besos tan apasionados que solían consumar.

Diavolo no podía seguir alargando la despedida, luego de este contacto se despidió y se fue, cerrando tras de sí la puerta principal. Y ahí quedó Doppio, sin ánimos de ni siquiera intentar no ponerse triste.

Se dio cuenta que ya no le gustaba estar solo, que en tan poco tiempo comenzó a depender demasiado en alguien a quien no conocía del todo, pero que amaba más que a cualquier persona que haya conocido.

De pronto se percató que ese "te amo" que le dijo el jefe luego de hacer el amor nunca se lo dijo de vuelta, a pesar de que es lo que en verdad sentía.

Como solía hacer cuando estaba desanimado se dirigió a su habitación y se recostó a mirar fijamente a través de su ventana. Le asustaba el hecho de sentirse así porque eso significaba que sería un sentimiento constante. No iba a estar junto a Diavolo todos los días pues él era una persona muy ocupada.

"Quizá encontrar un pasatiempo no es una mala idea" pensó. Un trabajo no le vendría mal, claro que primero tendría que dejar de lado esa ansiedad y miedo al contacto social. 

Los días pasaron y tal como sospechaba levemente Doppio, el jefe no pudo ir a verlo esos días previos a la fiesta de aniversario.
Argumentó que tenía demasiados preparativos y negocios que realizar y que todo se calmaría luego de la fiesta, pero que antes no podía descuidar nada, a lo que el más joven no le quedó de otra más que comprender la situación, pero no dejó de desanimarse conforme transcurrieron los días.

Luego de desvelarse por largas horas y por fin lograr dormir, unos golpes a la puerta lo despertaron de golpe. No tuvo mucha noción de cuántos días habían transcurrido, pero el hecho de tener a alguien llamando a la puerta no significaba otra cosa sino que Diavolo lo estaba esperando. Había llegado el gran día de conocer a los miembros de "Passione"



¡Por fin volví!. La universidad me está asesinando y gracias a eso no he podido escribir nada :(.
He notado que más personas han leído la historia y eso me alegra muchísimo 💖. Trataré de ser más constante en la publicación de nuevos capítulos.

Tengo intenciones de hacer otra historia con otro de mis ships preferidos (también perteneciente a Vento Aureo). Cuando tenga más tiempo lo comenzaré de forma paralela a esta historia, ojalá les guste.

Los quiere, Scarlett 💖.


I am the emperor [Doppio x Diavolo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora