I paint the sky black.

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El jefe bajó en el ascensor con su hija para dejarla en el estacionamiento, donde un chofer la esperaba para llevársela.

- Me hubiese gustado conocer a tu novio.

- ¿En verdad?

- Quizá un poco...por curiosidad.

- Él no sabe de ti.

- ¿No? ¿Por qué?

- No lo sé, no le he querido decir.

- Mmmh entiendo. Mí vuelo parte mañana temprano, debería irme...adiós.- Trish era un poco fria con su padre quizá por el hecho de que lo conocía hace muy poco o también quizá porque era fría con casi todo el mundo. Diavolo aceptaba esa extraña "relación" que tenía con ella pues quería ser paciente.

El instinto paternal no estaba en su ADN precisamente, no le molestaba ni le fascinaba el hecho de tener una hija. Donatella, la madre de Trish, fue su primer amor pero eso sucedió hace muchos años. Enterarse de la existencia de la chica fue algo sorprendente.

Se quedó un rato en el estacionamiento, mirando como el auto que contenía a la muchacha de cabello rosa se alejaba. El cielo se nubló y el viento daba señales de una lluvia próxima.

Cuando ya estaba dispuesto a irse, vió como su auto negro llegaba al recinto y le pareció extraño. Mista conducía lento hacia el espacio destinado a estacionar cuando Diavolo se acercó.

- ¿Dónde estabas?

- Ehh...dejando a Doppio en su casa.

- ¡¿QUÉ?!.

- Ahh no me grite, eso...se fue. Me pidió que lo llevara a casa rápido. No se sentía muy bien, parece que se cayó o no sé qué.

- ¿Cómo que se cayó? ¿Qué pasó? Sé más claro por la mierda, ¿Por qué te lo llevaste sin mí permiso?

- Oiga calmese, él me dijo que usted estaba ocupado y que no podía llevarlo.

- ¿Y te lo creíste?

- Sí...bueno...no sé ya déjeme en paz, quiero volver a la fiesta.

- Nada de fiesta, llévame a su casa, rápido. Algo anda mal.

- Quizá se enteró de Trish, ¿Usted no se lo ha dicho aún?.- la sola idea producía escalofríos en el cuerpo. Que Doppio se enterara de eso (y conociendo su personalidad) significaba lo peor.

- Llévame Mista, rápido.

- Ya ya, subase, pero si choco el auto no será culpa mía.

- Me importa una mierda, solo conduce.

Mientras Mista recreaba la escena más emocionante de "rápido y furioso" conduciendo a más de 180 kilómetros por hora, Diavolo no dejaba de pensar en lo que podría suceder. A estas alturas ya daba por hecho que el pecoso se enteró (de la peor forma) de la existencia de Trish.
También daba por hecho que se había imaginado la peor de las versiones.

Al llegar a la casa ya se había puesto a llover, hacía frío y el cielo estaba más negro de lo normal.
El jefe bajó del automóvil, le dio indicaciones a Guido de que no volviera, que se quedaría en la casa.

"Mierda, quizá ni me abra la puerta" pensó al ver como el auto se alejaba por la calle principal.
Diavolo golpeó la puerta con fuerza, se encontraba en una situación en la que no quería estar, solo quería estar en la cama con su novio hundiéndose en él, la única persona que le daba paz en este mundo. Doppio era todo lo contrario al pelirrosa: tranquilo, tímido, discreto, sumiso, tierno. Eran todas sus cualidades las que lo atraían como el más poderoso de los imanes.

I am the emperor [Doppio x Diavolo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora