Mí verdadero yo (+18)

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- Puede entrar alguien...y los preparativos, estás ocupad-. La mano del jefe tapó los suaves labios del joven con fuerza.

- Cállate, ahora mando yo ¿Entendido?.- Doppio no entendía el porqué de la reacción de Diavolo.

¿Estaba molesto? ¿Aburrido? ¿Ofuscado?. Sus ojos revelaban un semblante oscuro e intenso, la misma mirada ensombrecida que ponía cuando tenían sexo. Pero esta vez era mucho más potente.

- Bájate del escritorio y arrodillate.- su voz era autoritaria, fuerte, firme y enfática en cada palabra. Lo que más le extrañaba a Vinegar no era que le estuviese hablando de esa manera sin ningún motivo aparente, le extrañaba el hecho de que le gustaba, y mucho.

No sabía si era el contexto, el lugar o el hecho de que estaba excitado desde que salieron de su casa, pero a Doppio le ponía mucho esta situación.

El pecoso obedeció al instante y al hacerlo quedó a la altura de la entrepierna dura de Diavolo. Este por su parte se desabrochó los pantalones con rapidez, removió un poco su ropa interior y liberó su gran miembro erecto y caliente.

- Lamelo.- esta vez fue un poco más lento en obedecer.- rápido, lamelo.

Con lentitud y calma, el muchacho se acercó y deslizó su lengua sobre la punta húmeda y suave del pene del más alto. Le gustaba el sabor, era delicioso. Conforme se fue acostumbrando a la sensación fue introduciendo una porción más grande dentro de su boca.

- Mierda no aguanto.- Diavolo tomó bruscamente los cabellos de Doppio y penetró su boca con fuerza.

- Mmmmmmgbhhhhjjj.- el joven se estaba ahogando, fue tan de repente que no tuvo tiempo de dejar entrar aire a sus pulmones. Mientras él se concentraba en no desesperarse el jefe se movía con prisa, pero su plan no era venirse en su boca.

Se separó e hizo que el chico hiciera lo mismo. Trataba de recuperar el ritmo óptimo de su respiración.

- Levantate y date la vuelta, apoya tus palmas abiertas en el escritorio e inclinate hacia atrás, rápido.- Vinegar obedeció algo aturdido aún. Sintió como las manos del pelirrosa manoseaban su trasero y sus caderas. Se acercó a su oído derecho.

- Me fascina tu culo, lo voy a maltratar mucho ahora.

- N-no... sé cuidadoso porfavor.

- Ya he sido cuidadoso muchísimo tiempo.- de un jalón le bajó sus pantalones y la ropa interior, dejando libre la piel pálida y delicada de su trasero.

Doppio estaba en la posición que debía estar y no podía mirar lo que Diavolo estaba haciendo hasta que, casi en un segundo, un fuerte golpe en su nalga derecha hizo que cada centímetro de su cuerpo se pusiera en estado de alerta. Era una sensación extraña, entre el dolor y el ardor que le produjo había algo más, algo ardiente y delicioso que sentía dentro de sí mismo.

Luego de un par de segundos recibió otro golpe similar, y descubrió que el jefe lo estaba golpeando con la palma de su mano. Nuevamente la misma sensación recorrió todo su cuerpo, ¿Por qué razón los golpes y el trato brusco lo hacía sentir así? ¿Había descubierto otro problema más en su personalidad? Esa idea lo deprimia un poco.

Al tercer golpe le dolió un poco más y un fuerte gemido se le escapó entre los labios los cuales volvieron a ser tapados con fuerza por una de las manos del pelirrosa, la misma mano con la que lo estuvo golpeando, se encontraba caliente.

- ¿Quieres que nos escuchen? ¿Quieres que toda esta maldita empresa se entere de que eres mío y solo mío? ¿Quieres que te escuchen mientras te follo como un puto animal? Porque si es así entonces te dejaré gritar todo lo que quieras.- hablaba con los dientes apretados, como si tuviera mucha rabia y con cada palabra que mencionaba fue apretando su entrepierna más y más contra el trasero desnudo del joven.

I am the emperor [Doppio x Diavolo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora