Ten cuidado.

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El muchacho dudó un momento en aceptar o no la propuesta del señor Nero, quizá Diavolo se molestaría con él. Por otro lado creía que era una buena idea para hacer nuevos amigos y para no deprimirse demasiado, pues hoy no vería a su novio.

- Creo que sería buena idea comer algo, tengo hambre.

- Bueno, entonces ¿Vamos?.- no sabía si estaba entusiasmado o simplemente aliviado de no tener que insistirle más en salir con él. Si en algún momento estaba cortejandolo, no lo hacía notorio.

- Espero no...molestarlo.- de pronto volvió a dudar en sí aceptar la propuesta o no, una cosa era hacer amigos y la otra era ser amigo del jefe.

- No lo haces, ven, sube a mí auto.- un auto negro, lujoso y espacioso esperaba justo frente a la salida en donde se encontraba Doppio.
Risotto lo ayudó a subir sin mojarse ni siquiera un poco y esperó en el asiento del copiloto a que el más alto subiese en el asiento del conductor.

- ¿A dónde quiere ir señor Nero?.- se encogió en su asiento, intimidado por la presencia del gótico y por su proximidad de un asiento a otro.

- No me digas señor, no si yo no te lo pido.- que usara un tono tan autoritario frente a su pequeño empleado lo intimidó aún más.

- L-lo siento.- bajó la mirada.

- No necesitas disculparte, conozco un buen lugar para comer ¿Te gusta la carne?.

- Me encanta.- el pecoso se entusiasmó, le encantaban los filetes y también los solomillos.

- Excelente, entonces vámonos.- sus ojos sombríos dirigieron la mirada hacia el parabrisas y encendió el motor del vehículo.

- ¿Puedo preguntarle algo?.

- Si.

- ¿Usted se lleva bien con el jef-...con Diavolo?.- era una pregunta un poco personal pero el joven pensó que por tener una pequeña conexión anterior con Risotto, no sería díficil para él contestarla.

- Mmmh, esa es una pregunta extraña ¿Él te dijo algo de mí?.

- No, no mucho.

- Entonces es una pregunta extraña, creo que nuestra relación es bastante... profesional. Tengo la impresión que trata de evitarme algunas veces.

- ¿Por qué?.- Vinegar sabía que estaba siendo atrevido con las preguntas, pero la curiosidad le picaba.

- Porque cuando debemos reunirnos siempre pone excusas que se ven falsas.- su voz era calmada, a Doppio comenzaba a desesperarle que jamás mostrara una emoción en esa voz.

- Quizá parecen falsas pero no lo son.

- Puede ser, no lo sé. ¿Él sabe que estás aquí conmigo?.

- Mierda.- se hundió en el asiento, de pronto entró en pánico, Diavolo se pondrá furioso pues se notaba que era algo celoso.

- Jaja, esa fue una buena respuesta.- hasta que por fin dijo algo en otro tono de voz, sonaba divertido.

- Lo siento, olvidé avisarle.

- No creo que tengas que hacerlo ¿O sí?.- alzó una de sus platinadas cejas, retando secretamente a Doppio, como si le dijera "¿O acaso tienes que pedir permiso?".

- No, no tengo que hacerlo.- el pecoso no quería que el resto creyera que lo estaban controlando, porque no era así. Lo que si sería verdad es la reacción que tendría el jefe ante esto.

- Llegamos.

Era un lugar bastante acogedor y bonito, un restaurante de primer nivel. Al parecer los dos empleos de Risotto rendían frutos de esta forma, se daba sus lujos con ese auto y comiendo en estos sitios.

I am the emperor [Doppio x Diavolo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora