Trish.

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Ambos se encontraban incorporados nuevamente entre la multitud de la fiesta.
Doppio miraba de vez en cuando el reloj en la muñeca de la mano de Diavolo (que por cierto nunca se la soltó) para ver a qué hora era prudente comenzar a dar signos de que ya no aguantaba más.
Unos golpecitos en la espalda sorprendieron un poco al jefe, era Bruno.

- Jefe...eh...en su oficina hay alguien esperándolo.- se notaba incómodo y hasta un poco nervioso. El moreno miraba de vez en cuando a Doppio discretamente, pero este no se percató de nada extraño.

- ¿De quién se trata?.

- Es mejor que vayas y veas tú quién es.

- Mmmh, está bien. Amor, ¿Te molestaría quedarte aquí por un momento? Voy a atender a un invitado y vuelvo contigo.

- Está bien...- no le gustaba mucho la idea de quedarse solo pero tampoco quería parecer un molusco pegado a una roca, no se separaba casi nunca del jefe.

A Doppio no le pareció extraño el secretismo con el que Bucciarati trató de decirle al jefe que "alguien" lo estaba esperando.
Estaba distraído mirando a las personas bailar, a gente conversando con sus trajes y prendas extrañas, a Mista jodiendo a Giorno o se fijaba en las peleas que solían tener Narancia y Fugo.
De pronto la presencia de alguien a su lado lo sobresaltó y lo sacó de su ensimismamiento.

- Luces cansado, se te nota aquí.- el hombre que había conocido anteriormente, Melone, se plantó frente a él y le tocó con su dedo índice cubierto por unos guantes negros la zona debajo de las pestañas inferiores de Vinegar, ahí donde le solían salir unas ojeras causadas por los problemas del sueño que lo aquejaban por tanto tiempo. Solo sus pecas cubrían en parte esas marcas.

- N-no estoy cansado, mi cara luce así siempre.- el muchacho se apartó un poco, le ponía nervioso tanta invasión al espacio personal.

- Mmmh pues entonces te ves lindo siempre, me gustan tus pecas.- sus palabras eran directas, sin titubeos y siempre con un tono de voz de diversión. Era un joven realmente seductor.
Doppio se sonrojó mucho ante su comentario. Le costaba mucho siquiera recibir los halagos de Diavolo y hacer lo mismo con un extraño le era casi imposible.

- Gracias señor...

- No me digas señor, no aquí frente a todas estas personas.- se sonrojó un poco también y Vinegar no sabía el porqué.- oye...tengo curiosidad con algo.

- ¿Con qué?

- Es que...bueno, todo el mundo ya sabe que tú andas con el jefe y eso está bien y todo, es sexy. A algunas personas les causa curiosidad saber cómo se lo habrá tomado Trish, pareciera que nada le importara pero al fin y al cabo es su padre ¿No?.- conforme iba escuchando estas palabras, Doppio más y más se confundía ¿Quién era Trish?.

- No...no entiendo.

- Ay no te hagas el tonto. La chica solo tiene 15 y debe ser un poco extraño tenerte como un "padrastro"...o algo así.- la mente del pecoso trabajaba a mil por hora en ese momento. Quería comprender pero no podía, o no quería, era solo cuestión de analizar algunas palabras para darse cuenta.

- ¿Quién es Trish?

- Como...¿No sabías? La hija del jefe, acaba de llegar y él fue a atenderla a su oficina supongo.- esas palabras cayeron como un balde de agua fría sobre Doppio.
El color que solía adornar sus mejillas se fue, dejándolo pálido como un papel.

¿Diavolo tenía una hija? No lo quería creer, no cabía en su cabeza el hecho de no haberse enterado de algo tan importante antes, "Yo no tengo familia", eso le dijo no hace mucho tiempo.

I am the emperor [Doppio x Diavolo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora