Un Ángel En La Madrugada Capítulo 2

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Un Ángel En La Madrugada

Capítulo 2

Narra Camila

Son las ocho de la noche y estoy a punto de subir a un gran tráiler que tiene una pared oculta en la parte trasera, en donde evidentemente nos ocultaremos las personas que cruzaremos al otro lado del país, es realmente una buena trampa. 

El tráiler aparte de traspasar personas ilegales al país, también transporta grandes cantidades de semillas comestibles, como arroz, frijol, maíz y trigo.

Antes de adentrarme definitivamente al tráiler para que las personas nos ocultaran detrás de la pared falsa, mi madre tomo de mi mano.

-Sinú: Camila...-Dijo con los ojos inundados en lágrimas.-Te extrañare demasiado mi pequeña, me siento la peor de las madres por permitir que estés haciendo esto, si algo te llega a pasar, no me lo perdonaré nunca. -Mi madre sollozaba abrazándome fuertemente. -Prométeme que te cuidaras mucho y no dejarás que nadie te haga daño. -Tomo de mis hombros y me miró fijamente. - Prometemelo Camila.

-Te lo prometo mamá, estaré bien. -Mi corazón estaba completamente deshecho al saber que tal vez pasarían años para volver a ver a mis padres y poder volver a abrazarlos de nuevo.

-Sinú: Cumple tus sueños mi amor, sueña siempre en grande. -Acaricio mi mejilla y dejo su último beso en mi frente, dándome la bendición como siempre lo hacía.

Mi padre hizo lo mismo y me entrego un poco de dinero para que pudiera comer algo por el camino si tenía la oportunidad, me abrace fuerte a su cuerpo y le dije cuánto lo amaba, Sofí me pedía que no la dejara y eso fue lo más difícil de todo. Tomé a mi pequeña hermana entre mis brazos y le prometí que el tiempo pasaría rápido, que la volvería a ver pronto. Me sentí mal por el hecho de que sabía que estaba mintiéndole, pero me destrozaba el alma verla llorar de esa manera.

Los mire por ultima vez, antes de que cerraran las puertas del tráiler y comenzarán a ocultarnos tras de la pared artificial. No habían pasado ni cinco minutos y me sentía asfixiada, el calor que las personas emanaban me resultaba sofocante. Era increíble el pequeño espacio que nos estaban dejando para viajar cuando éramos alrededor de siete personas.

Una pareja de señores algo grandes de edad, una joven que llevaba en sus brazos a un par de niños de entre los cinco y seis años cada uno, un chico que aparentaba tener mi edad y yo, en un campo de 2.5 metros de ancho por 2 de largo, o al menos eso calculaba. Esto realmente sería cansado y agotador.

Coloque mis audífonos en un pequeño reproductor que me encargue de llenar con mi música favorita, no me di cuenta en qué momento me quede dormida, pero desperté cuando sentí que el camión se detuvo. Pude notar como las respiraciones de todos nosotros comenzaron a disminuir, al parecer habíamos llegado a la frontera después de unas 12 o 13 horas de camino. Escuchamos como las puertas del tráiler se abrieron, el señor de edad avanzada que viajaba con nosotros, nos miró a todos y cada uno señalando con su mano que no hiciéramos ningún ruido para no ser descubiertos. Rogaba con todas mis fuerzas que todo pasara rápido, el mantener la respiración lo más silenciosas posible me estaba mareando por la falta de oxígeno necesario en mis pulmones.

Escuche un par de voces susurrar en inglés que todo estaba correcto, que se podía seguir con el viaje. Tras escuchar las puertas del lugar cerrarse nuevamente, un suspiro pesado se escapó de nuestros pulmones.

Habíamos logrado pasar la frontera, lo que significaba que ahora estábamos dentro del territorio texano, pero aún faltaba mucho camino por recorrer.

Pasaron un buen par de hora más desde que habíamos pasado la frontera y el tráiler se detuvo por segunda vez, pero ahora todo se escuchaba diferente. Las voces de algunos hombre maldecían y pedían al chofer que se bajaran del tráiler., se escuchaba un lucha constante de palabras y de un momento a otro, el tráiler comenzó a avanzar mucho más rápido de lo normal haciendo que nuestros cuerpos se movieran bruscamente a causa de lo que tal vez eran baches. No quería alarmarme, pero todo esto me estaba dando muy mala espina.

Un Ángel En La Madrugada (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora