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Erik me lleva a comer fuera, un restaurante en las alturas de la ciudad. Es agradable y de lo mas atento. No quiero que el fin de semana acabe. No quiero que vuelva a ser el mismo gilipollas en la oficina...

Aunque prefiero pensar en el ahora y en que vamos a cenar a casa de Samara y Bruno. Me ha dicho que tiene una sorpresa para mi antes de que vayamos y me muero por saber que es.

Me habla de algunos asuntos de Alemania. Seré su acompañante oficial en varios eventos, y si me preguntan; su ayudante. No me importa.

—¿Sabes algo de Dominik?

Que le pregunte no le hace gracia.

—No ¿Por qué?

—Quiero descartar problemas. Me dijiste que romperías el trato con él... no hace...

—Hace falta. Pero tú no estarás.

—Puedo estar.

—Pero no estarás.

—Erik. Soy tu secretaria y ayudante. Dijiste que allí en la empresa nada de nuestro asunto personal afectaría.

—¿Es que quieres verlo?

—No, Erik. Pero no quiero que él gane. Si me escondes como si tuvieras miedo, él gana. Si actúas normal... —me encojo de hombros.

—Es un cerdo —masculla pensativo—. Un capullo.

—¿Quién es Margot?

—Es mi madre —dice tajante.

—¿Y por qué? ¿Que tiene que ver tu madre...?

—Dominik quiere que veas que soy mala persona.

Lo dice en serio. Como si él creyera que es mala persona de verdad.

—No eres mala persona.

—Hay cosas que no te he contado, Mia.

—No eres mala persona —repito tajante.

—Mia...

—No lo eres.

—Maté a mi madre —murmura con un ápice de dolor.

—¿Y quien lo dice?

—Mi padre. La maté Mia —y su tono me dice que no quiere seguir con el tema—, volvamos a casa.

Durante el viaje está callado y creo que sigue dándole vueltas a lo de su madre. Necesita dejar de pensar en eso, pero antes de que pueda hablar, lo hace él. Me alegro que sea otro tema.

—Los siguientes meses viajaremos bastante. Vas a tener que venir, me llevaré a un equipo reducido para poder tratar los temas más importantes para las delegaciones. E iremos a bastantes eventos... hay varias empresas que nos propondrán tratos o pequeños contratos.

—Claro.

—¿Podrás hacerte cargo de las reservas? Las empresas se irán poniendo en contacto contigo para los eventos.

Es un trabajo largo y pesado.

—Claro.

—¿Necesitas que contrate a alguien para que te ayude?

Le miro herida llevándome una mano al pecho.

—Me ofende, señor Dagger ¿No me cree capaz?

Suelta una risa.

—Si, pequeña —me coge la mano y me besa los nudillos—. Sé que eres capaz de todo —me mira un segundo, pero ha sido muy intenso y sincero—, consigues calmarme.

MIA, ERES MÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora