39

24.7K 1.2K 402
                                    

No duermo durante toda la noche, Erik está dormido, o semi dormido, porque de vez en cuando abre los ojos totalmente perdido y murmura cosas que no logro entender del todo.

Alguna vez dice mi nombre, es lo único que dice claro, por lo demás, un completo misterio.

Le seco el sudor de la frente y me encargo que de vez en cuando beba un poco de agua a pesar de lo hipnotizado que está.

Pasan horas hasta que él se calma, y cuando lo hace, el sueño me vence poco a poco.

Al volver a abrir los ojos él no está, escucho el agua de la ducha en el baño correr. Una enorme sensación de tranquilidad me calma.

Bajo hacia la cocina y encuentro a Angus con mi madre algo mas cariñosos de lo normal.

—Hola hija —me da un sonoro beso en la mejilla.

—Sarah —le sonrío con cinismo.

—Amelia... —veo por el reflejo del horno como mi madre le ha dado un codazo—, siento mucho haberte empujado anoche, no quiero tener una mala relación contigo.

—Vale ¿Algo más?

—Por favor, Amelia, no seas grosera —mi madre suspira y vuelve a incrustarse en la cara su sonrisa— ¿Has pensado lo del reallity?

—No voy a seguir hablando contigo.

Me giro camino al jardín a pesar de que hará un frío de mil demonios. Los escucho cuchichear a mis espaldas, pero es que ya me importa bien poco. Lo único que me preocupa ahora es Erik.

—Amelia... —su padre se pone a mi lado, ahora parece un patán, con las manos moviéndose de puro nerviosismo y mirándome con cuidado—. Tu madre solo quiere lo mejor para vosotros.

—Angus, no sabes nada de ella.

—Claro que sí —me sonríe con paternalismo—, me explicó todo lo que hizo por ti, las clínicas de desintoxicación, los internados... pagarte los estudios. Pero de todos modos, creo que eres una chica estupenda. Pero no me gustaría que mi hijo te matara con uno de sus accidentes.

—Señor Dagger, un consejo. Si no quiere acabar endeudado hasta el cuello y con la prensa cada día en la puerta, se sensato y sepárate de ella ahora que tienes tiempo.

—No sabes lo que dices.

—Sí que lo sé —sonrío—, de verdad que lo sé, me jodió la vida, se la quiere joder a Oliver y se la joderá a vuestro hijo.

Le doy unas palmadas en el hombro y me alejo.

—Le ayudaré a conseguir la custodia de Oliver y nos mudaremos a California a hacer una vida nueva.

—Buena suerte, Dagger.

Salgo al patio todavía con un mal sabor de boca. Cojo el teléfono y tras ver unos mensajes de Aaron, le llamo.

—Hola preciosa.

—Hola... —sonrío como una boba.

—¿Cómo estás?

Cojo aire con profundidad y lo suelto.

—Me atacaron, a mi y a Nika, la hermana de Erik.

—¿¡Qué!? ¿Estás bien? ¿Qué pasó?

—Solo vinieron a amenazarme, no me hicieron nada.

—¿Lo habéis denunciado?

—No, dijimos que fue un robo...

—¿De verdad? ¿Tu vida corre peligro de ese modo? ¿Y no tiene huevos a acudir a la policía? Voy a Alemania.

—¿Qué? —Me echo a reír.

MIA, ERES MÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora