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Acabo la segunda reunión del día agotada... y eso que solo son las diez. En mi mesa no se ve la superficie de esta. Está llena de papeles, de carpetas, de archivadores, de borradores y de miles de cosas que tengo que hacer.

Me siento en la silla y admiro mi escritorio. Es un cuadro abstracto precioso.

—Hola —me sonríe una chica bastante mona que no he visto en mi vida—, soy Bridget.

—¿En que puedo ayudarte?

—Soy la nueva ayudante del señor Dagger

¿Pero que...?

No recuerdo a ninguna Bridget que haya venido por aquí esta ultima semana.

—Ah.

—El señor Dagger me ha pedido que te pida que me enseñes como funciona todo.

—Eh... ¿Me permites que...? —me levanto y voy hacia el despacho de Erik. Esa mujer se sienta en mi mesa y ojea mis papeles.

—Pasa.

Paso mirando todavía hacia esa intrusa.

—Has contratado a otra persona.

—Sí.

—Pero ese es mi trabajo...

—Lo sé. Pero es demasiado trabajo.

—Erik. Puedo hacerlo yo.

—Y también puedes tener ayuda. Por lo menos hasta que acabemos con todos los preparativos de las delegaciones. Solo tienes que mandarle.

—Me ha dicho que es tu nueva ayudante y que le enseñe todo ¿Piensas despedirme?

—Siempre tan directa, Clark —sonríe y deja de mirar esos esquemas. Se acomoda en su silla y me mira—. No voy a despedirte, Clark. Solo quiero que te ayude, cuando acabas de trabajar estás demasiado cansada y ahora vendrá mucho mas trabajo —me da una carpeta—, este es su curriculum, es buena.

Lo ojeo. Es buena, pero no tanto. Bah, soy mejor.

—Pero podrías haber contratado a alguien menos guapa.

—¿Celosa, Clark?

—No. Claro que no.

Se levanta divertido.

—Sabes que no me gustan las mentiras. No, no... —niega. No puedo hacer mas que sonreír—, déjate el labio, pequeña.

Me roba un tenue beso.

—Mi curriculum es mejor —le digo.

—Sí. Yo no lo he puesto en duda...

—Mas te vale, Dagger —me separo y le pongo bien la corbata—. Estoy deseando que llegue el fin de semana —comento.

La puerta se abre y Erik se aleja mucho mas de mi.

—Primera norma y mas importante —dice Erik a la preciosa Bridget—, llama antes de entrar y espera a que te deje.

—Sí, señor Dagger. Mia ¿Me puedes enseñar...?

—Sí, vamos.

Salimos del despacho del jefazo y se incorpora en un extremo de mi mesa.

Es buena, aprende realmente rápido y a mi se me da bastante bien mandar. Ni por asomo acabamos a la hora del almuerzo todo lo que teníamos que hacer para al menos llegar a las ocho y media con gran parte del trabajo hecho, pero reconozco que es de gran ayuda.

—Clark, pasa a mi despacho antes de irte a almorzar. Beckett, tú prepárate para ir conmigo a comer.

No voy a su despacho, sigo trabajando a pesar de que Bridget me mira como si estuviera cometiendo un pecado capital. A los diez minutos Erik llama al teléfono interno que hay encima de mi mesa. Lo coge Bridget y cuando cuelga me mira.

MIA, ERES MÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora