Se toma la libertad de besarme la veces que le vienen en gana hasta que mi cuerpo me pide que reaccione a pesar del miedo inconcebible que no para de invadirme cada vez más.
Muevo las piernas un poco mientras su mano van a mis muslos y se toma de nuevo, las libertades que quiere. Sus dedos se cierran sobre ellos e intenta separarlos. Le empujo con mis manos y como si una corriente de aire le llevara por los aires, se separa de mi.
Escucho los puños de Erik sin parar en la cara de Dominik pero él tampoco se queda quieto, le pega y Erik choca estrepitosamente contra la mampara de cristal del baño. Erik vuelve a él, le coge del cuello de la camisa y vuelve a propinarle unos puñetazos firmes y severos mientras le grita lo que es.
Erik está completamente ido, cualquier palabra que salga de mi boca será un gasto de energía estúpido que puedo utilizar en pedir ayuda.
Conmocionada por lo que está ocurriendo, camino débilmente a gatas al lado de esos dos hombres peleando. De golpe Dominik me coge como si no pesara nada y me pone como escudo, un escudo que Erik no ve de primeras. Su puño se planta en mi estómago, me deja sin aire, se me ha ido completamente.
—Lo siento —se pone a mi lado de cuclillas— ¿Estás bien? —coge mi cara con ambas manos y toso intentando recuperar el aire. Se pone de pie un momento y me da un recipiente con agua—, por favor.
—Sí, estoy bien.
—¿Qué te ha hecho?
—No lo sé. Me ha dado algo, me lo ha dicho.
—Tienes erupciones en la piel... llamaré a un médico.
Sale del baño y yo me sostengo el estómago que me da unos dolores terribles.
—Vale, ya vienen —todos se ponen en la entrada del baño viendo el espectáculo—. Se ha dio. Te llevaré arriba.
—Sí.
Me coge en brazos y apartando a todos de un grito, me lleva a la habitación. Prohibe a cualquiera entrar, está furioso.
Se pone a mi lado y coge mi mano con cariño, la besa y me sonríe. No es el mismo animal que pegaba a Dominik para matarlo, pero se lo merecía.
—Tranquila.
—¿Tan mal aspecto tengo? —me retuerzo de dolor y reprimo las ganas de llorar.
—Bueno, algo.
—Tu tampoco... —la verdad es que es mentira, a pesar de su cara magullada, él puede estar guapo de cualquier modo. No para de demostrármelo.
Pasan unos minutos con menos sacudidas de dolor y menos intensas.
Erik le abre solo la puerta al médico. Tras examinarme y preguntarme miles de cosas me mira serio.
—¿Puedo hablar contigo a solas?
Pero que Erik me deje me da un cierto pánico, no me encuentro bien y des de que aquel extraño me atacó no quiero quedarme sola, y menos si estoy así de mal.
—Puede quedarse.
—Vale, como quieras... ¿Has tomado la píldora abortiva?
La cara de Erik es un cuadro.
—No, claro que no.
—Son síntomas de reacción alérgica.
—¿Y lo sabes con unos simples movimientos sobre mi barriga? —le espeto—, no me podía mover.
—Señorita, solo le he dado el diagnóstico, si quiere podemos ir al hospital para verificar que haya sido eso. El no poder moverse tiene que ver con el pánico, quizás lo sentía por no saber que le pasaba, el cuerpo reacciona de manera distinta.
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MIA, ERES MÍA
De Todo-Puedes tener una vida normal o no, un trabajo normal o no, haber cometido errores normales o no tan normales. El caso es que en tu vida puedes hacer lo que quieras. Todo cuanto quieras. -¿Y tú que es lo que quieres? -A ti. +18 PROHIBIDA CUALQUIER...