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Erik me sirve una taza de leche caliente humeante y se sienta a mi lado en el sofá.

—¿Te encuentras mejor? —asiento, aunque el vino todavía me tiene un poco atontada— vale ¿Quieres hablarlo?

—No.

—¿Estás segura?

—Si.

—Vale.

Ambos guardamos silencio mientras me bebo mi taza caliente.

—Has dicho que aceptas mi respuesta.

—Mia, no es el mejor momento para hablarlo.

—Necesito hablarlo.

—Ahora no lo vamos ha hacer. Lo hablaremos, pero ahora no. No estoy de humor y tú tampoco.

—¿Y tú por qué no?

—Casi te violan, Mia. Casi te viola otro hombre, si supieras el control que he tenido que usar para no animarte a dispararlo...

—¿Querías que le disparara?

—Bueno, había un policía en la habitación. Habría sido cómplice —suelto una risita.

—Sabes hacer bromas.

—No es broma —vuelvo a reír— lo digo en serio. Si lo vuelvo a ver lo mato yo mismo.

—¿Al policía o a Mark?

—Bueno, a Mark.

—¿Ese es el chico con quien has salido esta noche?

—Si.

—Con el policía tendría una severa charla.

—¿Sobre que?

—Sobre que eres mía y no tiene ninguna posibilidad.

—Soy tuya —me dedica una sonrisa ladeada y asiente.

—Pero antes de todo... tendremos que hablar de los límites y tú tendrás que hacer oficial el divorcio.

—Sí.

—Vale —mira mi apartamento vacío— ¿Vas a llamar a alguien?

—No.

—No quiero que te quedes sola.

—Mark está detenido.

—Ya, pero la puerta está rota y este no es el barrio más seguro.

—¿Se puede? —Aaron da unos golpes a la puerta con los nudillos y sonríe— ¿Cómo te encuentras?

—Mejor.

—Tengo que llevarte a comisaría y tomarte declaración de lo ocurrido.

—¿Tiene que ser ahora? —pregunta Erik.

—No te preocupes, puedo llevarla yo —Erik frunce el ceño— Por cierto ¿Quién eres?

—Soy su jefe.

—Es un buen amigo —explico. Erik me mira con una ceja arqueada. Que sexi es.

—Bueno, en todo caso, tenemos que ir y añadir a la demanda lo que acaba de pasar.

—¿Cómo qué añadir? —Erik dice esa ultima palabra firmemente.

—Ayer Mark entró sin permiso empujándola y... quiso agredirla —Erik me fulmina con la mirada.

—Yo mismo la llevaré a comisaría —dice de inmediato Erik.

No deja que Aaron replique ni que yo le diga que no hace falta, me coge de la mano y salimos de mi casa con paso acelerado. Nos subimos a su Audi negro deportivo y sonrío a Aaron que va hacia la moto de policía ¿Cómo sabía que tenía que venir?

MIA, ERES MÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora