5. Buscando pistas (Parte 1)

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Al día siguiente, en la mansión Agreste...

Había pasado un día desde la "desaparición" de Chloé. Adrien estaba sentado en su escritorio buscando atentamente en Internet si existía alguna noticia que se hubiese podido publicar sobre la hija del alcalde en las últimas horas. Alguna pista que le dijera donde estaba para ir a su encuentro y poder hablar con ella en persona.

Cuando Sabrina le cerró la puerta de su casa en sus narices, llamó inmediatamente al alcalde preguntando por su hija; pero el gran André Bourgeois también le había contestado con evasivas.

"¿Pero qué demonios le pasaba a todo el mundo?" se decía el joven modelo sin entender nada.

Estaba seguro que ellos dos sabían dónde se encontraba y ninguno decía ni una palabra. ¿Por qué? Bueno, en realidad de la pelirroja se lo esperaba. Sabrina le odiaba a muerte y sabía que llevaba tiempo intentando convencer a Chloé para que le dejara. Si al final hubiese conseguido su propósito; estaba claro que no le iba a ayudar a recuperarla.

¿Pero André Bourgeois?¿Qué motivo tendría él para ocultarle el paradero de su amante? El alcalde era desconocedor de la verdadera relación que existía entre ambos jóvenes. A los ojos del mayor Adrien era un joven adinerado, de modales exquisitos, reputación intachable y, además, amigo de la infancia de su hija Chloé. ¿Por qué no se lo dijo cuando le preguntó por ella?

Y lo más importante de todo: ¿Qué había pasado para que Chloé actuara así de repente? Si la última vez que se vieron, hacia unos 3 días, todo estaba bien entre ellos. Chloé actuaba de lo más normal, pasaron una velada fantástica... no hubo nada que hiciera sospechar de su repentina marcha. Bueno, tenía algo de malestar debido a un virus estomacal; pero nada más.

Se echó hacia atrás en el respaldo de su asiento a la vez que se pasaba las manos por su cabello dorado soltando un suspiro lleno de frustración. Tenía que encontrarla como fuera. Esa incertidumbre lo carcomía por dentro y la echaba muchísimo de menos.

Ni siquiera se había dignado a despedirse de él como Chat Noir; y eso que ellos eran grandes amigos en sus formas heroicas...

=Flashback=
–Ese Adrien es muy afortunado de tenerte Abejita.

Ella parpadeó un par de veces como si acabara de salir de un trance. No tardó mucho en adoptar una de sus características poses de diva para decirle al héroe con una sonrisa radiante:

–Lo sé Chaton. Bueno, debo irme... –volteándose intencionadamente de modo que su cola alta de cabellos dorados rozara suavemente las facciones del joven con traje de gato, haciendo que éste inevitablemente cerrara los ojos– hasta la próxima –despidiéndose con un ademán de la mano mientras alzaba el vuelo.

Cuando se fue Chat Noir abrió los ojos y caminó tranquilo en la dirección donde se había marchado Queen Bee; viendo atentamente como se alejaba por los cielos de París. Esperó un poco en la plataforma de la torre Eiffel, tomó su bastón y la siguió saltando por los techos de la ciudad; asegurándose siempre de mantener una distancia prudencial para que la heroína no se diera cuenta de que, en realidad, iba tras ella.

Al poco tiempo Queen Bee descendió en un callejón solitario, cerca del lugar donde había quedado con su amado Adrien y perfecto para destransformarse.

–Pollen, ¡aguijones fuera! –dijo la heroína.

Un resplandor dorado rodeó a la chica y recorrió todo su cuerpo dando lugar a Chloé Bourgeois y a su fiel kwami con aspecto de abeja Pollen.

–Vamos métete en el bolso, llego tarde –le azuzó la joven a su kwami, sin ser consciente que cierto héroe de negro había sido testigo de todo desde el tejado del edificio colindante.

Ni contigo, ni sin ti [Adriloé]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora