10. La proposición

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Mientras tanto, a miles de kilómetros de Nueva York, en una de las casas más glamorosas e impresionantes del centro de París...

Una joven azabache y de profundos ojos azules miraba preocupada a su novio a través de una de las ventanas que daban al jardín trasero de la mansión Agreste.

Allí volvía a estar el modelo otra vez, sentado con aspecto taciturno sobre el pequeño banco de piedra mientras admiraba ensimismado la bella estatua que representaba a su madre y que se ubicaba justo enfrente de él.

Hacia cosa de un mes que la actitud de Adrien había cambiado. Siempre había sido alegre, atento, cariñoso... todo lo que una mujer podía desear en un hombre. Sin embargo, de repente cayó enfermo, estuvo unos días aislado en su habitación con unas fiebres terribles sin poder recibir visitas y cuando por fin salió de su dormitorio y le permitieron verle se encontró con una persona completamente diferente.

La tristeza, la amargura y la melancolía se había instalado en su corazón sin ningún motivo aparente.

Ahora era más serio, más distante y más distraído... daba la sensación de estar inmerso en otro mundo sin querer relacionarse ni entablar conversación con nadie, justo como hacía en ese momento sentado en el jardín de su casa.

Empezaba a afectar a su relación como pareja pero lo peor, y mucho más preocupante, es que también lo hacía en su deber de héroes.

A pesar de no tener que enfrentarse a los Akumas de Hawk Moth sino a pequeños delincuentes fáciles de derrotar gracias a sus poderes, en los últimos días se habían visto en varios aprietos porque Chat Noir no prestaba atención a las indicaciones de la catarina ni tampoco en lo que él mismo hacía. Además, la inesperada renuncia de Queen Bee a formar parte del equipo debido a motivos personales, según le había explicado el Maestro Fu, tampoco ayudaba en absoluto.

Tenía que encontrar la forma en que Adrien volviera a ser el mismo chico dulce y encantador de antes. Ya no sólo por ella, sino también para que el guardián no se viera en la obligación de tener que pedirle al modelo su Miraculous del gato negro si no se encontraba en condiciones de seguir siendo el héroe de París.

Marinette sólo quería a Adrien como su fiel compañero de batallas, no podría aceptar a otro "Chat Noir" después de todo lo que habían vivido juntos. Sentiría que lo estaría traicionando... y más cuando sabía perfectamente lo que significaba para su novio ser su misterioso y coqueto Chaton.

Por ello, había hablado del tema con un médico de confianza desesperada por buscar una solución a una situación que se volvía insostenible por momentos.

=Flashback=
Tiene toda la pinta de ser un principio de depresión Marinette –dijo el terapeuta.
–¡¿Depresión?! –cuestión la azabache anonadada–. ¿Pero cómo puede tener depresión de un día para otro? Si todo marchaba estupendamente entre nosotros. Nunca hemos tenido ningún problema en nuestra relación.
–¿Quizás el trabajo?
–La empresa marcha de maravilla, incluso hemos obtenido más beneficios que nunca –negando con la cabeza.
–¿Y su padre? Todo el mundo sabe que Gabriel Agreste es un hombre difícil de tratar.
–Mi suegro siempre ha sido una persona peculiar –murmuró pensativa–. Es verdad que durante mucho tiempo ha mostrado una actitud fría y distante con la gente a raíz de la desaparición de su esposa Emilie, incluso a Adrien lo trataba así; pero desde hace un par de años la relación entre ellos dos mejoró muchísimo. Gabriel está mucho más pendiente de su hijo y Adrien se sentía más apreciado y querido por su padre. Él mismo me lo dijo en más de una ocasión.
–Pues alguna cosa importante debe haberle pasado para que esté así Marinette –dijo con rotundidad el especialista–. Dices que está en ese estado de desánimo desde que enfermó. Los días que estuvo aislado tuvo tiempo para pensar, tal vez se dio cuenta que "algo" le faltaba en su vida.
=Fin del Flashback=

Ni contigo, ni sin ti [Adriloé]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora