1. La decisión

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A las ocho de la mañana, en una de las suites más lujosas de Le Grand París...

Una rubia se encontraba en el interior de su cuarto de baño acompañada de su fiel kwami con aspecto de abeja vomitando el desayuno que se había tomado hacia menos de 10 minutos.

Llevaba así una semana. Al principio pensó que se trataba de un simple virus estomacal; pero, al ver que la situación se alargaba en el tiempo, comenzó a sospechar que algo más grave podría estar pasando.

Siguiendo una corazonada había comprado un test de embarazo y mientras echaba los últimos restos del desayuno esperaba impaciente el resultado. No pudo evitar mirar de reojo el análisis con temor. Si salía positivo, ¿qué haría? Su vida era completo caos, no a nivel económico pero sí a nivel sentimental.

Leyó de nuevo las instrucciones de la prueba mientras Pollen la miraba preocupado. En un par de minutos lo sabrían.

Se levantó como pudo del aseo, fue a la pila y se echó agua en abundancia sobre la cara en un intento de refrescarse y sentirse más aliviada pero no funcionaba. Los nervios la devoraban por dentro, se secó la cara y comenzó a caminar de un lado a otro ansiosa por el cuarto de baño. Lo único que deseaba es que pasaran esos dos malditos minutos para decidir qué diablos iba a hacer con su vida a partir de ahora.

Por fin el test parecía dar signos de revelar dicha incógnita. La joven rápidamente fue hacia él y lo tomó con las manos temblorosas. Lo miró detenidamente... dos rayas se visualizaban perfectamente marcadas. Cogió de nuevo las instrucciones y desesperada buscó que diantres significaban esas dos rayas.

–Positivo... –murmuró la chica en voz baja y sin poder creérselo mientras caía de rodillas sobre el suelo del baño–. Positivo... –repitió para sí misma.
–Chloé... –murmuró Pollen con voz ahogada a la vez que iba hacia la rubia y la abrazaba con sus patitas en la mejilla en un intento de darle ánimos y apoyo. Era la primera vez en toda su larga vida que no sabía qué decirle exactamente a una portadora.

La joven apreció el gesto de su kwami y se llevó una mano donde estaba acariciándolo con cariño. Sin embargo, pronto las primeras lágrimas asomaron por sus ojos y se deslizaron por sus mejillas. ¿Cómo era posible que hubiera pasado? Si ellos se cuidaban siempre...

"No Chloé, no siempre os habéis cuidado" dijo una voz regañándola en su subconsciente. "¿Acaso no recuerdas lo que pasó hace un par de semanas?" Ella se tensó completamente.

–Hace un par de semanas... –comenzó a musitar con la mirada perdida, tratando de recordar que pasó en aquellos días. El kwami la miró serio mientras la escuchaba atentamente, sin querer interrumpir sus cavilaciones–. Me fui de escapada con él a Roma con la excusa de un desfile en el cual él modelaba... y en un instante que conseguimos quedarnos solos en su camerino... él cerró la puerta con seguro, me jaló del brazo hacia su torso desnudo, me besó y...–su voz se perdió en las paredes del baño.

Oh no!" pensó ella llevándose las manos a la cabeza abriendo los ojos de par en par. Aquella vez se habían dejado llevar por el momento y no pensaron en nada, mucho menos en las consecuencias.

En ese instante, el móvil sonó en su habitación. Se levantó como pudo, tambaleante por toda la información que todavía intentaba asimilar, y salió del baño seguida de Pollen en busca del teléfono mientras se secaba las lágrimas frotándose las mejillas con el dorso de sus manos. Cuando lo encontró pudo ver de quién se trataba:

Hola cariño (carita sonriente). Hace un par de días que no nos vemos. ¿Quedamos esta noche a las 20h donde siempre? Ya tengo ganas de volver a besarte y sentir tu cuerpo mi reina... (carita picaresca mandando un beso).

Ni contigo, ni sin ti [Adriloé]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora