Capitulo 7: Revelaciones.

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Mientras comíamos seguíamos con nuestra conversación.

— No sé. Es posible. También puede ser alguna con la que no he estado nunca.

— O hace mucho, mucho tiempo.

— Carl esto no es un cuento.

— Pero lo parece: «Todavía me palpita el corazón cuando recuerdo esa infeliz historia que por un breve y maravilloso instante nos acercó tanto que nuestras manos se rozaron...» —Leyó. — ¿Qué desgraciada historia es esa de la que habla? ¿Y por qué ella también es culpable y tú te comportas de forma caballerosa? —Me miró con cara de ánimo—. ¡Piensa un poco! ¿No te dice nada?

Yo sacudí la cabeza y escuché en mi interior. No me decía nada.

— ¿Qué fue de aquella morena con la que estuviste unos meses? ¿No era un poco chapada a la antigua y soñadora?

— ¿Coralie? —Por un momento vi aparecer ante mí la melena corta y revuelta de Coralie y su cara pálida de ojos grandes e interrogantes cuando me decía por la noche: «Je te fais un bébé, non?».

— Bueno, no es que fuera anticuada —repliqué—, quería mudarse enseguida a mi casa, y quería tener un hijo...

— ¡Qué inconcebiblemente horrible! —dijo Carl con ironía. —¡Carl, quería tener un hijo tres horas después de habernos conocido! Era una especie de idea fija. Era adorable, pero no hablaba de otra cosa. Y cuando tuvo claro que yo no quería ningún bébé, o al menos no tan pronto, se marchó muy ofendida y con la mirada triste.

— Pero te sentiste aliviado, ¿no? —Carl se rio, compadeciéndose de mí. Yo me encogí de hombros.

— Curiosamente tuve mala conciencia. Coralie tenía algo que hacía que, como hombre, siempre te sintieras culpable. Como un pequeño cervatillo, ¿sabes? Que además cuando mira la carta de un restaurante necesita que le aconsejes porque él solo no puede decidir qué quiere comer. Carl asintió.

— Esas son las peores de todas. ¿Crees que ha podido escribir ella la carta?

Sacudí la cabeza.

— No, no es tan aguda como para hacer algo así. En realidad, no tiene ningún sentido del humor.

— Lástima. —Carl vació su copa. — ¿Puedo hacerte una pregunta personal?

— Tengo miedo...— Suspire. — Batea.

— ¿Cuándo fue tu último encuentro donde tu sentiste un momento? — Menciono Carl de forma seria mientras hacía señas para otra ronda.

— Pues... lo de Lucille no fue un momento... el último fue sin duda alguna lo de Colette....

— ¡¿Colette?! — Dijo sorprendido. — Muy bien esto se puso interesante.

— Pues antes de comenzar la galería ella se puso a beber, probé un poco con ella y a pesar de eso no pude evitar pensar en lo hermosa que se miraba, su pelo café largo, su piel blanca y sus mejillas rojas más como iba vestida, no podía evitar pensar en ella e intentar pasar todo el tiempo con ella.

— ¡Gary Bale enamorado! Quién lo diría...Creo que tengo una idea de quien fue quien la escribió.

— ¿Crees que fue ella? — Dije confundido. — ¿No es otra de tus teorías?

— Pues no... al principio solo hay pocas personas que te dicen así, ella es una, ustedes comparten una historia de cómo se conocieron, en la carta existe tal mención de dicha carta ¿Te acuerdas que hiciste unas pinturas con ella? Cruzaron y tocaron sus manos en el proceso.

— Incluso le di un beso en la mejilla...

— Todo eso más especialmente el tiempo en el que has intentando llevarla a sus sueños más grandes sin duda alguna ella está enamorada de ti.

— Tienes razón... al momento de crear algunas pinturas hicimos eso, la invente a muchas cenas a mi casa y eran lindos momentos... más como ella me miraba...

— Ve a buscarla...yo pagare la cuenta.

— Carl... ¡Gracias!

Abrace a Carl y le llame a Colette para ver si estaba en su casa, respondió que sí y le dije que no se durmiera que yo quería hablar con ella. Salí a la calle tan rápido que vi al taxi más cercano y aunque le robe el viaje a alguien iba en camino a ver al amor de mi vida, primero pasamos a una florería y compre unos chocolates para poder ir a su casa.

En el camino, saqué la carta y la volví a leer, mientras me convencía cada vez más que ella es la que tanto soñé, la que de manera tan rápida se convirtió en todo lo que yo siempre he soñado, cerré los ojos y de pronto ya estaba frente a su puerta, mi corazón latía a mil.

Me acercaba poco a poco a su puerta cuando sin tocar ella abrió la puerta.

— ¿Qué quieres Gary?

— Oye Colette...

— ¿Si? — Cerro la puerta mientras salía y se cubría del frio.

— Sé que esto es repentino, lo sé y es raro, tarde en darme cuenta, pero ahora ya lo sé. — Se quedó extrañada de lo que decía. — Pero ahora quiero decirte que te amo...— Mis manos temblaron y le di el ramo y los dulces, no pude evitar ver que se puso roja.

— Gary esto... no sé qué decir... yo nunca he tenido una relación y ¿Si te equivocas?

— No... no me equivoco, quizá no has tenido relaciones amorosas en el pasado y eso te pone en cierta medida en mayor ventaja sobre mí, quizá se me considere un romántico por la cantidad de mujeres con la que he estado, pero es la primera vez después de años que siento esto. Antes tenía alguien en el cual ahora que lo pienso puedo decir que nuestra relación nunca pudo tener éxito. Parte de la razón es porque las relaciones son difíciles para mí y si te lo preguntas yo hare un esfuerzo extra para que las cosas funcionaran contigo.

— Pero... ¿Lo haces porque soy diferente a otras?

— No lo es... es porque yo soy diferente y porque tú eres de esas raras mujeres de las cuales sé que vale un esfuerzo extra y vales la pena.

— ¿Viajaste tanto en taxi para decirme esto?

— Lo vales. — Sonrió de tal manera que jamás había escuchado que alguien dijera eso por ella, sus lágrimas lo demostraron. — Porque tú eres mi reina, mi Lux.

Sin evitar pensar, lo únicoque pude hacer era abrazarla, parecía que Carl tenía razón por primera vez enuna de sus teorías, mientras ella lloraba de la felicidad la bese, bajo la luzde la gran luna llena un arrullo de estrellas brillaba sobre nosotros y despuésde ver sus ojos llorosos y ver su tierna sonrisa pude ver mi universo en losojos de otra persona, una linda persona llamada Colette.

El Amor De Mi Vida Es Una DesconocidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora