Cerré mi portátil, dio un pequeño suspire y de la nada bostece. Si, mis horas de dormir por fin empezaban a manifestarse, me dirigí a mi cama y me recosté.
— ¡Señor! ¡Señor! — Escuche que una voz varonil me gritaba. — Disculpe por despertarlo, pero necesito su boleto para poder marcarlo.
— ¿Mi boleto?
— Si su boleto. — Menciono el hombre extrañado.
— Ah sí, disculpe. — Me rasque la cabeza y toque mi bolsillo dorado, ahí saque un colorido papel rectangular. — Tome.
El hombre procedió a colocar unos puntos en el papel de manera rápida y sorpréndete.
— Muchas gracias. — Me lo devolvió con el papel perforado diciendo: "Bienvenidos al tren"
— Disculpe señor. — Le dije antes que se retirara. — ¿Tienen algo de tomar?
— Su boleto es de primera clase entonces en otro momento pasara una de nuestras compañeras para brindarles alimentos o bebidas, por ahora siéntese y espere a que vengan. — Me sonrió, para luego moverse al asiento de al lado y pedir el ticket.
Al lado mío yacía mi maleta, recordé que era mejor ponerla en la parte superior, me levante y la coloque con cuidado, me senté y vi como las personas compraban sus boletos o empezaban a subir en el tren. Mire con mucha nostalgia aquel pueblo y sonreí, porque iba a salir de ese sitio y por fin podría ir a un lugar donde tendré las mejores oportunidades de la tierra.
Entonces una dama con sombrero se acercó a mí, su hermoso vestido solo hacía que todos los hombres en aquel vagón se quedaran viendo de tal hermosa dama.
— Disculpe señor. — Me dijo ella, viendo al suelo. — ¿Le puedo molestar con un favor?
— Claro molésteme...— Dije embobado.
— Me puedo sentar aquí con usted, tome el asiento que esta junto a la puerta, pero hace un ruido molesto. ¿Cree que me puedo sentar con usted? Todos aquí se me quedan viendo esperando tener algo más, pero usted es diferente.
— Claro con gusto, si gusta traeré su maleta y la subiré arriba.
— Muchas gracias exclamo.
Fui a donde estaba su maleta, puesto que era la única que estaba ahí cerca de una sombrilla y la puerta del vagón y vi como ella movió su cabeza de arriba hacia abajo, mientras su sombrero tapaba su mirada, no impidió que viera su sonrisa. Logre hacer un espacio en la parte superior y cuando logre que su maleta cupiese le pedí que se sentara al lado de la ventana.
Me senté a su lado mientras esperaba a aquellas señoritas con el licor, miraba nervioso a la dama que volteaba a ver a la estación.
— Es un pueblo curioso ¿no? — Dijo ella con una extraña satisfacción.
— Eso creo. — Le mencione.
— Disculpé por esto pero, mientras se dirigía hacia mi maleta vi el libro que usted tenia, parece que se le callo.
En ese momento sentí como mi corazón latía a mil.
— Me gusta su forma de dibujar, esos paisajes y esas mujeres. He visto un poco de eso en otros lugares y si le soy sincera me gustan. — Me dijo mientras miraba mi libro.
— Me alegra saber que a una señorita como usted le guste mi trabajo.
— ¿De eso trabaja?
— Si.
— Disculpe mis modales ¿Cómo se llama?
— G-Gary.
— ¿Aja?
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El Amor De Mi Vida Es Una Desconocida
RomansGary Bale es el propietario de una galería de arte en París, la cual no solo exhibe pinturas de otros artistas, sino que también sus obras maestras están en toda su galería, es conocido como el nuevo Cupido para los medios de comunicación debido a q...