Capítulo 23: Convoy

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Cerré mi portátil, dio un pequeño suspire y de la nada bostece. Si, mis horas de dormir por fin empezaban a manifestarse, me dirigí a mi cama y me recosté.

— ¡Señor! ¡Señor! — Escuche que una voz varonil me gritaba. — Disculpe por despertarlo, pero necesito su boleto para poder marcarlo.

— ¿Mi boleto?

— Si su boleto. — Menciono el hombre extrañado.

— Ah sí, disculpe. — Me rasque la cabeza y toque mi bolsillo dorado, ahí saque un colorido papel rectangular. — Tome.

El hombre procedió a colocar unos puntos en el papel de manera rápida y sorpréndete.

— Muchas gracias. — Me lo devolvió con el papel perforado diciendo: "Bienvenidos al tren"

— Disculpe señor. — Le dije antes que se retirara. — ¿Tienen algo de tomar?

— Su boleto es de primera clase entonces en otro momento pasara una de nuestras compañeras para brindarles alimentos o bebidas, por ahora siéntese y espere a que vengan. — Me sonrió, para luego moverse al asiento de al lado y pedir el ticket.

Al lado mío yacía mi maleta, recordé que era mejor ponerla en la parte superior, me levante y la coloque con cuidado, me senté y vi como las personas compraban sus boletos o empezaban a subir en el tren. Mire con mucha nostalgia aquel pueblo y sonreí, porque iba a salir de ese sitio y por fin podría ir a un lugar donde tendré las mejores oportunidades de la tierra.

Entonces una dama con sombrero se acercó a mí, su hermoso vestido solo hacía que todos los hombres en aquel vagón se quedaran viendo de tal hermosa dama.

— Disculpe señor. — Me dijo ella, viendo al suelo. — ¿Le puedo molestar con un favor?

— Claro molésteme...— Dije embobado.

— Me puedo sentar aquí con usted, tome el asiento que esta junto a la puerta, pero hace un ruido molesto. ¿Cree que me puedo sentar con usted? Todos aquí se me quedan viendo esperando tener algo más, pero usted es diferente.

— Claro con gusto, si gusta traeré su maleta y la subiré arriba.

— Muchas gracias exclamo.

Fui a donde estaba su maleta, puesto que era la única que estaba ahí cerca de una sombrilla y la puerta del vagón y vi como ella movió su cabeza de arriba hacia abajo, mientras su sombrero tapaba su mirada, no impidió que viera su sonrisa. Logre hacer un espacio en la parte superior y cuando logre que su maleta cupiese le pedí que se sentara al lado de la ventana.

Me senté a su lado mientras esperaba a aquellas señoritas con el licor, miraba nervioso a la dama que volteaba a ver a la estación.

— Es un pueblo curioso ¿no? — Dijo ella con una extraña satisfacción.

— Eso creo. — Le mencione.

— Disculpé por esto pero, mientras se dirigía hacia mi maleta vi el libro que usted tenia, parece que se le callo.

En ese momento sentí como mi corazón latía a mil.

— Me gusta su forma de dibujar, esos paisajes y esas mujeres. He visto un poco de eso en otros lugares y si le soy sincera me gustan. — Me dijo mientras miraba mi libro.

— Me alegra saber que a una señorita como usted le guste mi trabajo.

— ¿De eso trabaja?

— Si.

— Disculpe mis modales ¿Cómo se llama?

— G-Gary.

— ¿Aja?

El Amor De Mi Vida Es Una DesconocidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora