Cuando, con cierto bochorno, llegué a mi último «sospechoso», la comisura de sus labios vibró un instante, pero tuvo la amabilidad (es un auténtico caballero) de ahorrarse cualquier comentario arrogante. El camarero vino con una botella de merlot y la abrió con un ademán exagerado. Luego sirvió el vino en dos copas abombadas, y el suave sonido hizo que ese día tan agitado pareciera más tranquilo. Eleonore se reclinó en la silla y me miró con gesto ausente.
— ¿Sabes, Gary? Puedes sentirte afortunado. ¿Cuántas veces ocurre en nuestras aburridas vidas algo que despierta y hace crecer nuestros deseos con tanta fuerza que todo lo demás pasa a un segundo plano? —Tomo su copa y la movió en círculos.
— Pues en este momento a mí me gustaría que mi vida fuera algo más aburrida —repliqué con sorprendente desesperación.
— No, amigo mío, eso no te gustaría. —Sonrió—. Te ha atrapado. ¿Qué te impide poner fin ahora mismo al intercambio de cartas con esa misteriosa chica haciéndose llamar una Reina? Nadie te obliga a participar en el juego. Puedes dejarlo en cualquier momento, pero no lo haces. Esa mujer, sea quien sea quien se esconda detrás, ha provocado en ti algo que llega más hondo que la sonrisa de cualquier mujer guapa que se cruza en tu camino. Domina tus pensamientos, aviva tu imaginación como ninguna otra lo ha hecho, de pronto todo es posible... —Hizo una breve pausa—. Bueno... no todo. —Eleonore (el Príncipe) permaneció en unos segundos de silencio, luego me miró y me guiñó un ojo—. Te juro que no te vas a quedar tranquilo hasta que no sepas quién es ella. ¿Y sabes una cosa? A mí me pasaría lo mismo. —Alzó su copa mientras reía—. ¡Por la Mujer! Sea quien sea.
— ¡Sea quien sea! —repetí, y mis palabras sonaron como un conjuro en una misa negra. —Pero ¿quién es? Y ¿qué puedo hacer para descubrirlo? —pregunté al cabo de un rato. Pensativo, Eleonore balanceó el cuerpo.
— Como dice George Sand: « L'esprit cherche et c'est le coeur qui trouve» . La razón busca, pero quien encuentra es el corazón. En cualquier caso, esa mujer es una mujer culta, pues elige el estilo de la literatura francesa del siglo XVIII para su camuflaje. Tal vez podías enseñarme alguna vez las cartas... en mi calidad de profesor de literatura, naturalmente. —Sonrió—. Es posible que haya alusiones o expresiones que nos aporten alguna pista.
— Pero ¿por qué se esconde detrás de esas cartas? —pregunté cortándole con impaciencia—. ¡Es ridículo!
— Bueno, es obvio que tiene sus motivos, y lo misterioso siempre es más excitante que la verdad desnuda. ¡Mírate! Todas las mujeres que conoces o has conocido tienen de pronto la magia del misterio. Ves a Lau durmiendo y te preguntas si podría ser ella. Ves a una mujer rubia en un andén y crees ver a una niña de la que te enamoraste hace un montón de tiempo. Y si mañana la guapa camarera de Les Deux Magots te sonríe un poco más de lo normal, luego la mirarás con otros ojos. El misterio eleva lo normal a la categoría de extraordinario.
Escuché absorto el pequeño discurso de Eleonore que tan bien describía el estado en el que me encontraba. El profesor no se privó de poner un ejemplo.
— Imagina que yo te enseño una naranja y te la regalo. Y ahora imagina que te enseño algo que está envuelto en una tela y te digo: «Aquí tengo algo muy especial y si adivinas qué es, te lo regalo». ¿A cuál de las dos naranjas prestarás más atención?
Eleonore hizo una pequeña pausa retórica, y yo reflexioné sobre el amor a las dos naranjas.
— Si después de la primera carta ya hubieras sabido que la mujer era, digamos, la hija del panadero o tu vecina, enseguida habrías perdido el interés. Hasta la hermosa Michelle sería en algún momento una esfinge sin misterio. Pero así arde en ti la llama de la incertidumbre y el fuego sigue encendido. Te prestas a ese intercambio de cartas, te pasas horas pensando en lo que esa mujer te escribe. No te deja tranquilo. Y sus cartas se han convertido en tu droga diaria. Intenté protestar, pero ya no había quien parara a él...
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El Amor De Mi Vida Es Una Desconocida
RomanceGary Bale es el propietario de una galería de arte en París, la cual no solo exhibe pinturas de otros artistas, sino que también sus obras maestras están en toda su galería, es conocido como el nuevo Cupido para los medios de comunicación debido a q...